El hada de la batuta: Antonia Brico I

7 julio 2022

Primera parte

Por: Patricia Díaz Terés

Antonia Brico

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo
”.

Mario Benedetti

Intrincado ha sido el camino que las damas interesadas en la música han tenido que transitar a lo largo del tiempo. Y si bien desde hace muchos siglos han sido aceptadas como intérpretes e incluso compositoras, otra historia muy diferente se tiene en cuanto a la dirección de las orquestas.

Así, antes de que grandes directoras como Alondra de la Parra, Marin Alsop, Debora Waldman, Barbara Hannigan o Lucía Marín pudiesen ocupar su lugar al frente de los ejecutantes de violines, violonchelos, flautas y demás instrumentos, hubo algunas féminas que tuvieron que convencer a un mundo musical dominado por los hombres de que su valía no tenía nada que ver con su vestido.

Antonia Louisa Brico nació en la ciudad neerlandesa de Róterdam en 1902, hija natural de Agnes Brico, una chica católica soltera y un músico itinerante italiano. Tal condición, a principios de siglo, hizo que el paso común siguiente fuese gestionar la adopción de la creatura, llamándola sus nuevos padres como Wilhelmina Wolthuis, nombre con el que llegó a los Estados Unidos en 1908, estableciéndose con su familia en Oakland, California.

Wilhelmina no fue nunca feliz con sus padres adoptivos, aunque no se tienen muchas descripciones sobre esta parte de su vida. Lo que sí se sabe es que fue un hábito muy poco conveniente lo que le permitió encontrar su vocación. Resulta que cuando era niña, Willy tenía la manía de comerse las uñas. Para combatir tan desagradable costumbre, cuando ella tenía 10 años, el doctor le recomendó tomar clases de piano –instrumento que se convirtió en su más importante herramienta de trabajo y medio imprescindible para comprender la música-, tarea que la pequeña emprendió con entusiasmo.

Esta nueva práctica –en la que era guiada por su vecino de doce años-, la complementaba con visitas dominicales al parque para escuchar conciertos. La primera vez que acudió a tal evento fue invitada por su maestra de coro, Minnie Davis, quien la alentó, durante esta etapa, en el ejercicio de la música y así escuchó a la banda del pianista Paul Steindorf, -quien, por cierto, se dice que cerca estuvo de sabotear un enorme talento musical pues cuando la chica se acercó a él contándole que era su deseo convertirse en directora de orquesta, este hombre le dijo chabacanamente que eso nunca sería posible- que accedió a darle clases de piano, convirtiéndose eventualmente la joven pianista en su asistente.

Lo que sí sabemos es que, en 1919, después de graduarse del Instituto de Educación Secundaria, la jovencita descubrió que era adoptada, dedicándose a buscar su verdadero origen –pues detestaba a sus padres adoptivos de los cuales había recibido una serie de abusos físicos y verbales-, localizando así su verdadero nombre –a los 22 años-, Antonia, y asumiéndolo una vez que abandonó su casa adoptiva. En este año ingresó –alentada por Ms. Davis y Steindorf– a la Universidad de California en Berkeley, de donde se graduó en Artes Liberales –además de piano aprendió chelo y violín, así como varios idiomas-. Durante esta etapa se sostuvo económicamente a través de gran variedad de trabajos que incluyeron el ser mesera, maestra de piano y un empleo en la tienda departamental Woolworth’s. Al mismo tiempo tuvo un acercamiento con las enseñanzas de la Sociedad Teosófica, cuya filosofía le ayudó en gran medida para afrontar los traumas que le había generado su difícil infancia.

A pesar de saber que el mundo de la conducción orquestal estaba absolutamente dominado por hombres, Antonia estaba decidida a lograr su cometido. De esta manera consiguió ser admitida como la única mujer en una clase magistral dictada por el gran pianista y compositor polaco Sigismund Stojowski, con quien estudió durante los dos años siguientes en Nueva York –viviendo con la familia de su profesor- a pesar de que el famoso músico calificó la ambición de su pupila como “ridícula”. También durante estos años logró establecer contacto con la familia de su madre –que había fallecido en 1909- en Holanda, quienes se mostraron muy entusiasmados al establecer contacto con Antonia.

Para 1925 regresó a Berkeley donde el profesor que había tomado la cátedra de Steindorf, Modeste Alloo, también le dijo que las mujeres no tenían las aptitudes necesarias para ejercer la conducción de orquestas. En este periodo la muchacha se mantenía participando como solista y acompañante en cuanto concierto podía. Al año siguiente partió hacia Holanda donde encontró un apoyo familiar considerable en cuanto a sus actividades artísticas y su sueño de convertirse en directora de orquesta.

Con el cariño de sus allegados como aliciente que se sumaba a su ya enorme tenacidad, Antonia, después de regresar brevemente a Estados Unidos para conseguir cartas de recomendación por parte de Steindorf, Stojowski y Alloo, se dirigió a Berlín para aplicar a la Staatliche Akademische Hochshule für Musik, en donde aspiraba a tomar clases de conducción con el afamado Karl Muck. Sobra decir que el talento de la chica junto con su enorme carácter le concedieron un lugar en el programa de Muck convirtiéndose en la primera mujer tanto en entrar como en graduarse –en 1929- de la prestigiada institución.

Comenzó entonces a incursionar en el mundo que le apasionaba, convirtiéndose en codirectora en Bayreuth y debutando como directora invitada de la Orquesta Filarmónica de Berlín el 10 de enero de 1930 recibiendo grandes alabanzas en los medios de comunicación internacionales como el New York Times. En este sentido, mientras algunos autores como Lance Eugene Christensen la reconocieron como la primera mujer en dirigir la afamada orquesta alemana, otros mencionan que había sido ya dirigida por Ethel Leginska poco tiempo antes.

Viajes por el mundo y la creación de una orquesta es lo que sigue en la vida de Antonia, pero sobre eso, y cómo es recordada hasta el día de hoy, hablaremos más extensamente en la próxima entrega de esta columna.

“Antonia Brico”. https://coloradoencyclopedia.org/article/antonia-brico. 

“Antonia Brico a la batuta”. Aut. Fabiana Sans Arcílagos y Lucía artín-Maestro Verbo. www.melomanodigital.com 16 de junio 2021.   

“Antonia Brico: La primera mujer que dirigió la Filarmónica de Berlín”. http://www.paraquetuveas.es   

“Antonia Brico”. http://www.mujeresbacanas.com.