Harry Houdini: El mago que derrotó a los espíritus

30 junio 2009
Houdini y su esposa Bess

Houdini y su esposa Bess

Por: Patricia Díaz Terés

“La habilidad es a la astucia lo que la destreza a la estafa”.

Chamfort (Nicolas-Sébastien Roch)

Desde la Antigüedad, cuando los dioses y demonios de pueblos como Persia, Mesopotamia, Egipto o Grecia, dominaban el destino de los hombres, el ser humano ha buscado establecer un vínculo con el mundo que le espera después de la muerte.

Pero si bien es cierto que existen cuestiones que escapan al entendimiento e incluso a la imaginación del hombre, también es verdad que a lo largo de la historia han surgido individuos cuya ambición y avaricia los han llevado a engañar a muchas personas que, con un alma sensible e ingenua, buscan ya sea respuestas o consuelo en el Más Allá.

De esta manera, aquellos que proclaman tener el poder de comunicarse con las almas de los difuntos son los espiritistas. Dentro del esquema del espiritismo, el individuo está conformado por tres cuerpos: el físico, el mental y el astral; siendo este último con el que se establece contacto.

Muchos autores espiritistas expresan que los únicos canales que existen para lograr lo anterior son los médiums quienes a través de un ritual conocido como séance, permiten que voluntades extrañas se adueñen de su cuerpo y así transmitan mensajes a sus seres queridos.

Por otro lado, si bien las personas que recurren al espiritismo tienen, por lo general, buenas intenciones y son compelidos por genuinas preocupaciones; los médiums regularmente no tienen tan puras motivaciones, tratándose la mayor parte de las veces de oportunistas estafadores.

Uno de los personajes que luchó con más ahínco en contra de los astutos médiums fue Erich Weiss, mejor conocido como Harry Houdini, el legendario mago y escapista. Este hombre nació en 1874 en la ciudad de Appleton, Wisconsin (E.U), hijo de un rabino húngaro y una madre amorosa de nombre Cecilia, vivió en la pobreza los escasos 9 años que tardó en comenzar a tratar él mismo de remediar esta situación. Así huyó de casa para unirse a un circo ambulante.

Poco después de su fuga, su padre decidió probar suerte en Nueva York, donde se le unió el joven Erich y juntos, lograron ahorrar el dinero suficiente para volver a reunir a la familia.

Weiss era un jovencito de variados intereses, siendo uno de éstos la magia; pero esta práctica se convirtió en su pasión cuando leyó la biografía del mago francés Robert Houdin.

Empezó a montar pequeños espectáculos en bares y sencillos teatros, con ayuda de su amigo Jacob Hyman, quien no tardó en abandonarlo. El puesto vacante fue ocupado por su hermano, Theodore Weiss y juntos adoptaron el nombre de “Los Hermanos Houdini”, llegando incluso a presentarse en la Feria Mundial de Chicago en 1893.

Pero a pesar de que Houdini era extraordinario en su oficio, la fama lo eludió todavía durante varios años. De este modo, mientras afinaba su habilidad para abrir todo tipo de cerraduras, especializándose en las esposas y particularmente en aquellas utilizadas por la policía, se vio obligado a realizar una gira con un pretendido médico de apellido Hills, quien vendía a los incautos un tónico maravilloso que curaba toda suerte de enfermedades y padecimientos.

Fue así como en una de las poblaciones en las que se presentaban, llegó a oídos del supuesto galeno que había también un médium que en todas sus sesiones contaba con un numeroso público. El versátil Houdini no tardó en ofrecer también seánces, planeando ingeniosos trucos para engañar a los curiosos, así fue como descubrió los secretos de esta “profesión”.

Por este tiempo conoció también a Beatrice Rahner, Bess, a quien desposó de manera impulsiva a la corta edad de 20 años. Esta dedicada mujer apoyó al escapista a lo largo de toda su carrera, ejerciendo además del papel de esposa, el de asistente durante las presentaciones.

Poco a poco, su maravillosa destreza para burlar todo tipo de cerrojos le fue abriendo camino. En 1895 asombró a los oficiales de la policía de Gloucester, Massachusetts cuando se liberó de un par de las esposas que utilizaban para inmovilizar a los criminales.

Partió a Canadá, en donde tuvo la oportunidad de acompañar a un médico, amigo suyo, a una clínica de salud mental. Ahí quedó fascinado con las camisas de fuerza y, después de adquirir una, sólo tardó dos semanas en aprender cómo liberarse de las ataduras.

Fue en 1898 cuando el talento de Houdini fue por fin reconocido cuando se acercó un caballero alemán, quien preguntó al mago si su habilidad se limitaba a las esposas que él poseía; al responder aquél que era capaz de dominar cualquiera de estos artefactos, el germano llevó un par que le pertenecía. Harry se liberó fácilmente, siendo mayor su sorpresa a la del retador al enterarse de su nombre: Martin Beck, famoso representante del circuito de vaudeville Orpheum.

De esta manera fue forjando la figura del enigmático ilusionista y escapista, por lo que en breve tiempo logró conquistar al público americano y europeo, llegando a la corte imperial de Rusia, en donde sorprendió al servicio secreto al escapar de uno de los vagones reforzados destinados a trasladar a los sentenciados a cumplir su condena en las estepas siberianas.

Sus proezas de escapismo, en la medida en que se hacían más peligrosas, ganaban prestigio. Así llegó a realizar un escape en el cual se liberó, estando colgado por los pies en lo alto de un edificio, de una camisa de fuerza; en otro famoso acto hizo desaparecer, incluso, un elefante.

Pero su batalla contra los espiritistas comenzó poco después de morir su querida madre estando él en Dinamarca. En su ansia por comunicarse nuevamente con Cecilia, desenmascaró a un sinfín de renombrados médiums, haciendo efectiva la frase del escritor Jean de la Fontaine “engañar al que engaña es doblemente entretenido”, ya que Houdini se divertía –al tiempo que era fiel a su sentido de justicia- poniendo en evidencia a todos los farsantes; cabe aclarar que esto sólo lo hacía cuando el espiritista aseguraba tener poderes sobrenaturales, como Pierre Keller o la atractiva Mina Crandon “Margery”, con quien se le ha llegado a relacionar sentimentalmente.

Triste final alcanzó al gran Houdini cuando su fama se convirtió en su verdugo. Durante una entrevista con unos estudiantes de la universidad de Mc Gill, uno de ellos preguntó si era cierto que el ilusionista podía soportar inmutable un golpe en el estómago; Houdini –distraído- respondió afirmativamente, tras lo cual el joven le propinó cuatro fuertes golpes en el abdomen. El escapista no pudo eludir el dolor y falleció por una peritonitis el 31 de octubre de 1926, prometiendo a Bess, su esposa, que de existir, él encontraría la forma de comunicarse con ella desde el Más Allá.

Aún hoy en día, en el aniversario de su muerte, un grupo de personas se reúnen en el “Center for Jewish History” en Manhattan (N.Y), esperando a que Erich Weiss cumpla su promesa.

 

FUENTES:

“Historia del Ocultismo “. Aut. L. de Gerin-Ricard. Luis de Caralt editor. Barcelona, España, 1961.

“Historia de las Magias”. Enciclopedia Horizonte. Aut. Kurt Sellgman. Ed. Plaza & Janés. Barcelona, España, 1971.

“Magia y Misterio. Las increíbles investigaciones psíquicas de Houdini y Dunninger”. Aut. Joseph Dunninger. Organización Editorial Novaro S.A. México, 1973.

“Gran Enciclopedia Time Life: Biografías Universales”. Ed. ECISA. México, 2007.

“Ghosts by Gaslight. The History & Mistery of the Spiritualists & the Ghost Hunters”. Aut. Troy Taylor. Ed. Whitechapel Productions Press, 2007.

Houdini declines comment, but not for want of trying”. Aut. James Barron. New York Times, 1 de noviembre, 2006.