De un chico retraído y la importancia de una manzana: Isaac Newton

9 julio 2012

Isaac Newton por John Vanderbank (1726)

Por: Patricia Díaz Terés

“El pensamiento no es más que un soplo pero este soplo revuelve al mundo”.

Victor Hugo

Reducir la cultura a la actividad artística resulta injusto para todos aquellos que han colaborado desde otras trincheras con el saber –y la conformación misma- de la Humanidad; de esta manera, la ciencia debe considerarse como parte de aquella, ya que los grandes científicos son además asombrosos pensadores que con métodos específicos descubren las verdades del Universo.

Ahora bien, estos destacados genios no siempre han tenido el más “ortodoxo” de los pasados, uno de ellos es Sir Isaac Newton, quien nació en una honrada pero humilde familia cuyo jefe (de nombre también Isaac) no sabía siquiera cómo escribir su nombre, pero que sin embargo se había dado maña para salir adelante en el negocio del comercio con ganado ovino.

Desde su nacimiento pudo observarse algo especial en Isaac, ya que vino al mundo prematuramente pesando tan solo un kilogramo un frío día de Navidad –aunque algunas fuentes lo ubican el 4 de enero, lo cual puede explicarse por el empleo del calendario juliano en el primer caso y del gregoriano en el segundo- de 1642 sin que nadie pensase que pudiera sobrevivir; sin embargo el bebé fue creciendo poco a poco como si ya desde tan tierna edad estuviese ejercitando esa férrea voluntad que le caracterizó a lo largo de su vida.

En Whoolsthorpe Manor, Lincoln Shire (Inglaterra) fue donde este peculiar chiquillo pasó los tres primeros años de su existencia en compañía de Hannah Ayscough su madre viuda, quien volvió a contraer nupcias tras lo cual dejó a su hijo al cuidado de sus abuelos. Estas buenas personas decidieron que era conveniente que el chico recibiese educación cuando llegara el momento oportuno, por lo que cuando cumplió doce años lo inscribieron en la King’s School de Grantham, ubicado a 10 kilómetros de su casa, por lo que tuvo que vivir temporalmente con el farmacéutico del lugar. En dicha institución adquirió sus primeros conocimientos de latín y del estudio de la Biblia; no obstante su talón de Aquiles fue siempre la relación con sus condiscípulos, con quienes constantemente se liaba en tremendas peleas, las cuales con frecuencia eran provocadas por él mismo.

Los compañeros de escuela de Newton lo consideraban como un joven extraño y tímido, que siempre andaba dedicando su tiempo a fabricar exóticos artefactos entre los que se contaba un molino de viento y una carreta que se desplazaba cuando el conductor giraba una manivela.

Siendo un muchacho muy aficionado a la reflexión y la observación, poca gracia le hizo que su madre lo mandase llamar de regreso a la granja familiar para encargarse de esta; y si la actividad social no llamaba particularmente su atención, los trabajos agrícolas y ganaderos lo hacían aún menos. Afortunadamente uno de sus profesores, Henry Stokes, se dio cuenta de esta situación recomendando a la madre –apoyado por un hermano de esta- que lo inscribiese en la universidad, por lo que el joven fue a dar nuevamente a Grantham en 1660 para preparar su ingreso en el Trinity College de Cambridge al año siguiente.

Para que pudiese cursar los estudios superiores, la madre solicitó una beca según la cual el muchacho no debería pagar por su estancia en la institución pero a cambio tendría que servir a maestros y alumnos adinerados –existen algunas referencias que indican que en realidad la familia de Isaac no tenía necesidad de este apoyo financiero, pero se desconocen las razones por las cuales su mamá pudo haberlo pedido en caso de que la supuesta fortuna amasada por su padre fuese real-. No obstante estas tareas le permitían conocer el amplio mundo por el cual él sentía una insaciable curiosidad; de esta forma pudo leer a los grandes clásicos de la filosofía y las matemáticas, estando entre las obras revisadas la Óptica de Kepler y la Geometría de Descartes.

En 1665 Isaac recibió el título de Bachiller en Artes, pero la llegada de la Gran Plaga –peste- obligó a la universidad a mandar a sus casas tanto a los alumnos como a los maestros. Los azares del destino quisieron que fuera precisamente gracias a la gran cantidad de tiempo libre que tuvo Newton por este motivo, como pudo reflexionar y formular –o al menos esbozar- gran parte de sus teorías sobre la gravedad –se cree que en tal periodo se sitúa el famoso episodio en el que el muchacho vio caer una manzana, lo cual le llevó a preguntarse “¿por qué la manzana siempre desciende perpendicularmente hasta el suelo?”, el movimiento y la luz, entre otras. Era entonces un joven de 24 años cuando diseñó el cálculo infinitesimal y la Ley de la Gravitación Universal. En 1668 obtuvo el título de Maestro de Artes y al año siguiente tomó posesión de la Cátedra Lucasiana (de Matemática) en la cual permaneció hasta 1695. En el ínterin de esta actividad académica publicó su más importante obra: Principios Matemáticos de Filosofía Natural, también llamados Principia, en 1687.

Siendo además un incansable inventor, elaboró un reflector que envió al rey quien a su vez lo hizo examinar por la Royal Society hecho que le aseguró al científico un lugar en la prestigiada agrupación en 1671 y de la cual fungió como presidente desde 1703 hasta su muerte.

Pero en 1693 ocurrió un infortunado accidente en el cual presuntamente su perro Diamond tiró una vela ocasionando un incendio, en el que se perdieron muchos de los escritos e investigaciones de Isaac, quien tras el incidente al parecer cayó en una crisis nerviosa de la que tardó algún tiempo en recuperarse; asimismo este suceso retrasó la publicación de varios de los estudios que había realizado.

Habiendo llevado a cabo las actividades más versátiles –se sabe que sus intereses fueron igualmente variados erigiéndose incluso como un entusiasta alquimista y estudioso de la Biblia, siendo esto último lo que presuntamente le llevó a calcular una posible fecha para el fin del mundo el cual ubicó en el año 2060, información que se encuentra en un manuscrito resguardado por la Universidad Hebrea de Jerusalén- también fungió como inspector de la Casa de Moneda Británica siendo nombrado presidente de tal institución en 1699; este trabajo dio pie al escritor Thomas Levenson para elaborar su libro “Newton y el falsificador” (2011) el cual relata cómo el científico se introdujo en el bajo mundo londinense para capturar al hábil falsificador William Chaloner quien eventualmente fue condenado y ahorcado en 1699, también cabe destacar que esta aventura llevará a Sir Isaac Newton a la pantalla grande protagonizando –al estilo del nuevo Sherlock Holmes de Robert Downey Jr.– una película del director Rob Cohen. Pero independientemente de tan azarosas aventuras, lo cierto es que el ilustre matemático hizo que las monedas tuviesen los bordes estriados para evitar las falsificaciones.

Así, las sapientes teorías de este notable y huraño estudioso que fuera nombrado Caballero por la reina Ana en 1705, causaron revuelo en el mundo científico de su época llegando incluso a ser acusado de plagio por el físico Robert Hooke, quien afirmaba que Newton le había robado los conceptos de la Ley de la Gravitación; asimismo llegó a ponerse en duda su trabajo con el cálculo infinitesimal, ya que trabajó de manera separada aunque contemporánea al matemático Gottfried Leibniz, con el tiempo se demostraría que ambos sabios laboraron en distintos lugares geográficos obteniendo resultados similares.

Sin haber dejado de trabajar, Newton comenzó a tener problemas de salud a edad muy avanzada en 1724, sufriendo de diversas complicaciones con el riñón y sucumbiendo a estos males el 20 de marzo 1727, tan solo para pasar a la historia como uno de los científicos más famosos de todos los tiempos quien logró cambiar la concepción misma del mundo que hasta sus días había prevalecido. De esta manera Newton es la imagen de las palabras del físico ruso Konstantin Tsiolkovsky: “Al principio vienen necesariamente a la mente la fantasía y la fábula. Desfilan después los cálculos matemáticos, y solo al final la realización corona el pensamiento”.

 

FUENTES:

“A 350 años del nacimiento de Isaac Newton”. Aut. Gabriel Rodríguez J. Enero 1993. www.achaya.cl  

“La auténtica historia de Newton y la manzana”. Aut. Elena Sanz. Enero 2010. www.muyinteresante.es  

 “Isaac Newton y los cambios de la física moderna”. Aut. Dr. Orlando Gómez-Gil. Septiembre 2010. www.libreonline.com    

“Isaac Newton calculó la fecha del fin del mundo”. Junio 2007. http://elpais.com   

“Isaac Newton: El nuevo científico”. Aut. José Carlos Bermejo. “Curiosidades sobre Isaac Newton”. Aut. Ana Bladovski. www.actuallynotes.com

“Isaac Newton estrella de Hollywood”. www.lne.es    

www.luventicus.org


Las Damas de Óscar

17 marzo 2010

Kathryn Bigelow

Por: Patricia Díaz Terés

“El motivo no existe siempre para ser alcanzado, sino para servir de punto de mira”.

Joseph Joubert

Cuando en 1896 Alice Guy filmó la película La Fee aux Choux –la primera ficción del cine-, convirtiéndose en la primera mujer en incursionar en el recién nacido séptimo arte, inició para el género femenino una ardua lucha con la cual pretendería convertirse en algo más que un simple elemento de ornato en las producciones cinematográficas.

Así, poco a poco comenzaron a surgir figuras pioneras como Frances Marion, una destacada guionista en el Hollywood de las décadas de los años 20’s y 30’s o Mary Pickford, quien además de la actuación dominó la difícil tarea de la producción y el arte del guionismo.

Poco después, durante la terrible época del nazismo en Alemania, apareció una mujer cuyo objetivo principal fue ensalzar al régimen de Adolph Hitler a través de la lente de su cámara, así Leni Riefensthahl realizó las tristemente célebres Triumph des Willens (1934) –El Triunfo de la Voluntad– y Olympia (1938), las cuales fueron utilizadas como propaganda favorable para el Tercer Reich; lo cual sin embargo no resta a la directora su capacidad para incursionar en el complejo género del documental. Y a pesar de que con la derrota de Alemania en 1945 fue prácticamente vetada en el mundo del cine ella no abandonó su arte, de manera que en 2002 estrenó por fin un inocente documental con tintes ecologistas titulado Underwater Impressions Impresiones Submarinas-, que contiene las imágenes que “levantó” entre 1970 y el 2000.

Siendo el papel de actriz el más común entre las damas del séptimo arte, algunas de ellas aprovecharon la fama alcanzada en este rubro para dirigir sus propios filmes, tal es el caso de la también cantante Bárbara Streisend, quien aparece como directora de Yentl (1983), El Príncipe de las Mareas (1991)  y El Espejo Tiene Dos Caras (1996); otro ejemplo es la protagonista de El Silencio de los Inocentes (1991), Jodie Foster, quien estuvo al frente de la cinta Mentes que Brillan (1991).

Sin embargo, aunque las mujeres siempre han resultado una ingrediente fundamental para el celuloide, difícil ha sido su camino para conquistar a un caballero que, hasta el pasado domingo 7 de marzo de 2010, se había resistido terminantemente a sucumbir ante su talento y encanto, Óscar.

El primer Óscar –o Premio de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas– que se entregó a una fémina -en el año de 1928– estuvo destinado a Janet Gaynor por su actuación en El Séptimo Cielo; tiempo después un gran salto fue dado por la Academia cuando en 1940 le fue concedida –por primera vez- una estatuilla –Mejor Actriz de Reparto– a una actriz de color, Hattie Mc Daniel, por su papel de Mammie en Lo que el Viento se Llevó (1939). Y no fue sino hasta 2002 cuando esta hazaña fue en cierta forma “superada” por Halle Berry, al ganar el Óscar como Mejor Actriz por su papel en Monster’s Ball (2001), expresando ella en su discurso que en ese premio estaban contenidos nada más y nada menos que 74 años de grandes trabajos, realizados por extraordinarias actrices afroamericanas.

Pero a pesar de que en la historia de los Premios de la Academia se han inscrito nombres de mujeres tan célebres como Bette Davis, Meryl Streep, Julie Andrews o Elizabeth Taylor, siempre el reconocimiento había sido exclusivo para aquellas con el talento, la belleza o la presencia suficientes como para impresionar al público y a los críticos realizando su trabajo delante de la cámara, pero ¿en dónde quedaban aquellas que se arriesgaban a llevar a cabo proyectos desde el asiento del director?

Se tiene registrado en los anales de tan prestigiado galardón, que únicamente han sido cuatro las damas nominadas al Óscar por Mejor Director: la italiana Lina Wertmuller por su película Pasqualino Settebellezze (1975), quien perdió ante John G. AvildsenRocky-, Jane Campion con la cinta El Piano (1993) a quien el legendario Spielberg arrebató la estatuilla con La Lista de Schindler; la tercera que aparece en tan reducido listado es una joven con un legado cinematográfico considerable, ya que siendo hija de Francis Ford Coppola, Sofia Coppola heredó tanto visión como talento de forma que consiguió la nominación por Perdidos en Tokio, teniendo la mala fortuna de competir el mismo año que El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey de Peter Jackson.

Y es así como orgullosamente el trabajo de muchísimas mujeres a lo largo de más de cien años se vio por fin reconocido hace unos días en la persona de Kathryn Bigelow, quien logró por fin llevarse a casa la codiciada estatuilla por Mejor Dirección y Película con el filme bélico titulado Zona de Miedo (2008).

En una curiosa ceremonia, en la cual Bigelow competía con su ex esposo James Cameron –quien en esta ocasión contendía con la impresionante Avatar-, la Academia optó por dejar de lado –como ya es tradición- a las cintas de ciencia ficción, favoreciendo la película de Kathryn; sin embargo, después de que ya prácticamente podíamos ver –después de que en la entrega de los Globos de Oro Avatar consiguiera los reconocimientos por Mejor Película y Director– cómo Cameron saltaba nuevamente encima de sus colegas directores –como hiciera en 1997 por su triunfo con Titanic-, para alzarse por segunda vez como “rey del mundo”, la audiencia se sorprendió al escuchar cómo se hacía historia y por primera vez la Academia optaba por reconocer a una mujer como Mejor Directora de una producción cinematográfica.

Así, con una película de bajo presupuesto, difíciles filmaciones en el desierto de Jordania y una escasa y poco relevante filmografía, Kathryn Bigelow pasó con gran orgullo a la historia del séptimo arte.

 Habiendo dirigido en el pasado películas como Punto de Quiebra (1991), Días Extraños (1995) y K-19 (2002), cuya fama y trascendencia no han sido demasiadas, de lo que esta directora sí puede jactarse es de haber guiado a través de una filmación a actores de la talla de Harrison Ford, Liam Neeson, Sean Penn o Willem Dafoe.

Pero a pesar de que Hollywood es un lugar en su mayoría dominado por hombres, y aún cuando la mayor parte de las féminas que ahí trabajan claman por la igualdad de género, Bigelow después de su triunfo, llamó la atención de sus colegas expresando que es ya momento de olvidar la separación de géneros, para verse todos como cineastas cuyo trabajo debe ser apreciado o criticado por su propia calidad, sin tomar en cuenta si es un hombre o una mujer quien dirige el proyecto.

Sin embargo, aunque esta Noche de Damas ha sido muy gratificante, en especial para todas aquellas que como Julie Delpy han luchado durante años para ver su trabajo reconocido, es posible que surja en nosotros una pequeña duda sobre los motivos que han llevado a la Academia a otorgar estos premios, ya que en algunas ocasiones el afán que ha tenido este organismo por reconciliarse con ciertos sectores, ha sido tan obvio como en aquel memorable año de 2002 en el cual junto a Halle Berry se alzó Denzel Washington con el Óscar a Mejor Actor –por Día de Entrenamiento-, mientras el homenaje fue dedicado al mítico Sidney Poitier.

De este modo, como conclusión podemos decir que no importa el motivo sino el hecho, el trabajo de la mujer detrás de la cámara ha sido reivindicado, esto –esperamos- resultará en que muchas jóvenes y talentosas cineastas se animarán a continuar con sus esfuerzos y tal vez –sólo tal vez- ahora encontrarán más puertas abiertas que antaño, lo cual ayudará a que las nuevas generaciones de directores tomen como guía las palabras de Schiller que dicen “cuanto más alto coloque el hombre su meta, tanto más crecerá”. 

FUENTES:

“El Cine”. Ed. Larousse. Barcelona 2002.

 “La Visión Femenina Dentro del Cine”. Aut. María Gabriela Muñoz. Cine Premiere No. 115. Mayo 2004.

“Female Directors remain a rarity in Hollywood”. Associated Press. Agosto 2007.

“Bigelow makes Oscar History”. Aut. Dean Goodman. Reuters. Los Ángeles, Marzo 2010.

“Kathryn Bigelow makes History”. Aut. Matthew Weaver. Guardian.co.uk. Londres, Marzo 2010.

 “La Academia es todo menos feminista”. Aut. Dolly Mallet. Top Magazzine. México, Marzo, 2010.

http://www.aaregistry.com


Directoras de Cine: ¿Lucha de género o competencia de talento?

23 junio 2009
Julie Delpy

Julie Delpy

 

Por: Patricia Díaz Terés

 “La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia”.

Ovidio

Gran fortaleza y sobre todo una extraordinaria determinación es lo que, a lo largo de la historia, muchas mujeres han demostrado al momento de irrumpir en ámbitos masculinos.

De este modo en la política encontramos figuras como las de Isabel I de Inglaterra o Catalina la Grande de Rusia; y en la exploración de continentes desconocidos tenemos a damas como Florence Baker o Mary Kingsley.

Con sus propias ambiciones, características y aptitudes, cada una de estas féminas se enfrentó invariablemente a esquemas que por lo regular las apartaban por cuestiones de género, más que por capacidad; sin embargo todas ellas lograron demostrar que no era necesario ser varón para lograr sus sueños y conquistar metas otrora inimaginables.

En el mundo de las artes también se han tenido que romper muchos paradigmas antes de que las mujeres alcanzaran un estatus reconocido; y en muchos casos, no ha sido posible terminar con los prejuicios de una actividad tradicionalmente dominada por los hombres.

Así es precisamente la situación a la cual se enfrentan las directoras de cine; aunque ellas, además, tienen que luchar en una estructura que, con tan sólo un poco más de cien años, ya alberga grandes leyendas cuyos nombres van desde Alfred Hitchcock y Orson Welles, hasta Steven Spielberg, George Lucas o Roman Polanski.

Pero ya sean legendarios o no y sin importar si son hombres o mujeres, el trabajo del director de cine es tan fascinante como demandante.

El cineasta debe cumplir con una serie de tareas en las cuales se involucra en todos y cada uno de los aspectos que incluye una producción, desde la realización del guión hasta la fase de edición, musicalización, sonorización y efectos especiales.

De esta manera, debido a que todo el peso del éxito o el fracaso de la película recae en los hombros del director, éste debe presentar notables cualidades como líder, pero también es necesario que posea el don de la creatividad y el pensamiento ágil, ya que sin duda en el transcurso de las filmaciones se enfrentará a situaciones muy complejas, por lo que de la toma acertada de decisiones puede depender la conclusión del rodaje; estas particularidades de la profesión fueron las que mantuvieron a las “débiles” mujeres alejadas de la dirección fílmica.

Sumado a lo anterior, una directora debe luchar primero –y encarnizadamente- para obtener recursos que financien su proyecto. Un ejemplo de esto es la actriz y directora Julie Delpy, quien además de ser más conocida por su actuación al lado de Ethan Hawke en las películas Antes del Amanecer (1995) y Antes del Atardecer (2004), que por sus creaciones Bla Blah Blah (1995) o Dos Días en París (2007), tuvo que sostener una cruenta pelea durante 20 años para llegar a dirigir un largometraje y sin haber logrado aún, que los grandes estudios cinematográficos confíen en ella lo suficiente como para permitirle elaborar un filme bélico o de ciencia ficción.

Esta batalla de las mujeres cineastas contra las tradiciones del séptimo arte no es una novedad. La carrera de Julie Delpy y de otras directoras como Penny Marshall (Despertares, 1990), Kathryn Bigelow (K-19: The Widowmaker, 2002) o Mimi Leder (Impacto Profundo, 1998), no habría sido posible de no haber existido  algunas féminas rebeldes e independientes quienes, a principios del siglo XX, comenzaron a explorar el terreno de la creación fílmica.

Aparecieron así damas como Alice Guy, quien al filmar La Fee aux Choux, se convirtió en la primera mujer en dirigir una película, siguiéndola otras como Agnès Varda, precursora de la “nueva ola” francesa; Marie Dressler (Tillie Wakes Up, 1917), Lilian Gish (The Wind, 1928) o incluso la alemana Leni Riefensthahl, de cuyos documentales Triumph des Willens (1934) y Olympic (1938) se ha expresado que fueron utilizados como propaganda nazi, y quien pudo filmar nuevamente una cinta relativamente importante, Underwater Impressions, hasta el año 2002.

Pero a pesar de que al correr de los años el número de mujeres cineastas ha crecido, la situación no es siquiera comparable a las circunstancias de los directores, ya se hable de países como Suecia, Inglaterra, España o Estados Unidos, o bien de lugares como Cuba o México.

En Hollywood, por ejemplo, las estadísticas muestran que de los 13 400 directores representados en la Asociación de Directores de América (DGA), únicamente el 13% son mujeres, de las cuales sólo la mitad se dedican a la realización cinematográfica.

Pero sin duda ha sido la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas uno de los organismos más renuentes a cambiar los cánones que favorecen al director sobre la directora. Únicamente han sido tres las mujeres nominadas al Òscar como Mejor Director: Lina Wertmüller, en 1977 por la película Pasaqualino Settebelleze (Seven Beauties), perdiendo ante John G. Alvidsen, director de Rocky; Jane Campion, en 1993 por la cinta The Piano, siendo vencida por Steven Spielberg que presentaba Shindler’s List; y Sophia Coppola – hija del director Francis Ford Coppola– que compitió con su filme Lost in Translation y fue desplazada por el abrumador triunfo de The Lord of the Rings: The Return of the King de Peter Jackson en el año 2003.

Habiendo sido en la historia sólo una la directora galardonada –Marlene Gorris– con un Óscar a la Mejor Película Extranjera –Antonia’s Line (1995)-, no podían faltar las reacciones radicales ante la postura de los directivos y ejecutivos del séptimo arte; así surgió en Estados Unidos la organización Guerrilla Girls and Alice Locas, que en el año 2002 manejó una campaña con frases como “El Óscar anatómicamente perfecto: un varón blanco, como los tipos que suelen ganar” o “el Senado es más progresista que Hollywood: Senadoras, 9%. Directoras: 4%”.

Es así como vemos que el mundo del cine sigue siendo un territorio dominado por costumbres que favorecen al varón sobre la mujer, no porque ambos exhiban talentos desiguales, sino porque la tradición y por desgracia las cifras – hasta el momento- indican que los filmes dirigidos por hombres tienen más éxito en taquilla y son más aceptados por la crítica, que aquellos dirigidos por talentosas cineastas, aún cuando ellas demuestren ser capaces de sacar adelante, por igual, a una familia y una buena película. Pero tomando en cuenta la actual situación y evaluando las perspectivas, más vale a las próximas generaciones de realizadoras seguir el consejo del gran escritor francés Víctor Hugo quien dijo: “Atreveos: el progreso sólo se logra así”, y sólo así podrán sortear los obstáculos que encuentren, sin importar su dimensión u origen.

FUENTES:

“El Cine”. Aut. Pablo Mérida San Román. Ed. Larousse. España, 2002.

“La visión femenina dentro del cine, directoras contra viento y marea”. Aut. María Gabriela Muñoz. Revista Cine Premiere No. 115. México, mayo 2004.

“Female-director dearth is ‘Hollywood Problem’ “. Aut. Mary F. Pols. Times. Salt Lake City, Utah, E.U., 29 de julio 2007.

“Female Directors remain a rarity in Hollywood”. Associated Press. MSNBC. 1 de agosto 2007.

“June Campion laments lack of female director”. Associated Press. USA Today. 21 de mayo 2009.

“The Challenge for women directors”. Aut. Stephen Dowling. BBC News Online. 1 de marzo 2004.

“Where are female directors?”. Salon.com. 27 de agosto 2002.

“Mujeres directoras de cine: ¿Así de simple?”. Aut. Martha María Ramíres. Boletín “Caminos”. Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr., La Habana, Cuba.