El arte de un rey de corazones: Diego Rivera (II)

6 junio 2011

 

Frida Kahlo y Diego Rivera

Parte II

Por: Patricia Díaz Terés

“Las pasiones son los vientos que inflan las velas del navío. Algunas veces le hacen hundirse, pero sin ellas no podrá navegar”.

Fancois-Marie Arouet de Voltaire

Enrevesados se presentan los senderos para el artista que camina por el incierto mundo de la política. De este modo, en un movimiento como el muralismo mexicano, en el cual se combinan ambos universos prácticamente desde su propia gestación, la intervención del creador en cuestiones que normalmente le resultarían ajenas se hace inevitable.

Así, el Partido Comunista Mexicano (PCM) fue fundado el 24 de noviembre de 1919, hecho que tendría gran trascendencia en la vida de Diego Rivera cuando él y otros muralistas como David Alfaro Siqueiros y Xavier Guerrero pasaron a formar parte del Comité Ejecutivo del PCM, desempeñando todos ellos una variedad de tareas encaminadas de acuerdo con los estatutos del partido y las directrices establecidas por personajes afines a la ideología por ellos sostenida como Vicente Lombardo Toledano[i].

En esta intersección entre arte y política en 1923 Rivera, Siqueiros y Guerrero unidos con José Clemente Orozco, Ramón Alva Guadarrama, Germán Cueto y Carlos Mérida formaron el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores de México, el cual contaba con el periódico El Machete –inaugurado en marzo de 1924 participando estos personajes como articulistas e ilustradores- como medio oficial de difusión; sin embargo pronto este organismo se “fundió” con el PCM, facilitándole la publicación para expresar las ideas de la izquierda radical. Para 1925 tanto El Machete como el sindicato se terminaron.

No obstante Rivera continuó trabajando arduamente de acuerdo con los ideales comunistas, fungiendo como delegado del Partido ante la Unión Soviética de 1927 a 1928. Pero su relación con el régimen soviético no sería siempre amigable. Tras la muerte de Lenin en 1924 y habiendo sido Joseph Stalin quien tomara el control de Rusia, Diego se ganó su absoluta enemistad al solicitar en 1937, al entonces presidente de México Lázaro Cárdenas del Río, asilo político para León Trotsky –quien fue asesinado el 20 de agosto de 1940 por Ramón Mercader-, enemigo acérrimo del dictador soviético.

Puesto que el muralista había sido ya expulsado del PCM en 1929, en otoño de 1938 tuvo a bien firmar junto con el poeta surrealista francés André Bretón, el manifiesto titulado Hacia un arte revolucionario, que sería publicado en la Partisan Review –revista literaria de origen neoyorquino- donde proponían la creación de la Federación Internacional de Escritores y Artistas Revolucionarios, con la finalidad de contrarrestar el dominio estalinista en las artes.

De esta manera sus vaivenes con el Partido concluyeron en 1954 cuando solicitó su readmisión, siendo esta aprobada con reservas debido a las tendencias individualistas del pintor; sin embargo no todos vieron con beneplácito las acciones de Diego, como es el caso del escritor Octavio Paz quien tajantemente declaró que “no se puede ser al mismo tiempo pintor oficial de un régimen y artista revolucionario sin introducir la confusión y el equívoco. La ideología de esta pintura (la de Diego) sólo es una cáscara[ii].

A pesar de todo lo enrevesado que pudiese parecer el transitar de Rivera por la política, no es nada en comparación con su paso por un terreno tanto más peligroso como placentero: las damas.

Acostumbrándose a la compañía femenina desde muy niño cuando acompañaba a su padre a los burdeles de su ciudad natal –Guanajuato-, con su partida a Europa fue capaz de dar rienda suelta a sus juveniles deseos con numerosas féminas españolas –que trabajaban como modelos en el ámbito artístico- durante su estancia en dicho país.

Para 1911 había encontrado ya a la mujer que sería su primera esposa. Durante sus andanzas por el viejo continente conoció a Angelina Beloff (Angelina Petrovna Belova) –también llamada Quiela– de quien se enamoró perdidamente, contrayendo matrimonio con ella en 1912 y concibiendo un hijo –Diego- que moriría de meningitis en 1917.

Sin ser la fidelidad una de sus cualidades, Rivera encontró a lo largo de su vida entretenimiento y cariño en una gran cantidad de relaciones extramaritales –engendrando uno que otro vástago- como fue el caso con Marievna Vorobiev-Stebelska con quien tuvo a su hija Marika Rivera. Otras dos hijas nacerían de su matrimonio con Guadalupe Marín –siendo presentados por la escritora Concha Michel– a quienes llamaron Guadalupe y Ruth.

Tormentoso fue tal enlace conyugal ya que cuando se juntan los celos irrefrenables con equiparable libertinaje no puede esperarse un pacífico desenlace, de tal suerte que en cierta ocasión en que el muralista había invitado a cierta atractiva cubana mulata para estudiar algunos bocetos, cuál no sería la sorpresa de ambos al ver entrar en el estudio a Lupe cual furiosa leona, echando a patadas a la joven y casi arrancando una de las orejas de su marido de una mordida. Siendo la situación insostenible decidieron divorciarse tras un nuevo “desliz” del artista con su cuñada María Marín.

Pasando por su vida gran cantidad de mujeres –se dice que fueron 50 de las cuales solo 4 se convirtieron en sus esposas- entre las cuales encontramos a Tina Modotti, Dolores Olmedo –a quien legó su archivo de fotografías, bocetos, etc.-, Linda Christian, Pita Amor, María Félix, Dolores del Río y Paulette Godard, fue en 1921 cuando conoció al amor de su vida: una jovencita de nombre Frida Kahlo.

En la historia del arte mexicano los nombres de Frida y Diego están permanentemente unidos. Teniendo él 42 años y ella 22 contrajeron matrimonio un 21 de agosto de 1929 ante el franco disgusto de la familia de la novia, siendo un ejemplo de ello el pensamiento de su madre quien decía que Rivera era “un gordo comunista y ateo, varias veces divorciado y que le doblaba la edad”[iii]. Desgraciadamente los pronósticos de infelicidad generados en torno a la pareja se hicieron realidad.

A pesar de que Frida apoyaba a Diego en todos sus proyectos él fue incapaz de abandonar sus coqueteos –lo cual no tenía mayor importancia debido a que “la paloma y el elefante” (como eran conocidos) habían llegado a un muy singular acuerdo para sostener un “matrimonio abierto”, según el cual ambos tenían derecho a tener relaciones fuera del matrimonio a su gusto-, llevándolos a la catástrofe la fugaz relación (1934) entre Rivera y su cuñada Cristina Kahlo, tras lo cual Frida lo abandonó; no obstante ella los perdonó un año después, yéndose de la casa nuevamente en 1939.

Pero la pena hace que el amor resurja como el ave fénix, por lo que al enterarse Rivera que Kahlo había perdido varios dedos del pie, volvió a casarse con ella para estar a su lado hasta su muerte en 1954, contrayendo matrimonio por última vez el 29 de julio de 1955 con Emma Hurtado con quien permaneció hasta su fallecimiento –ocasionado por un cáncer- el 24 de noviembre de 1957 siendo depositados sus restos en la Rotonda de los Hombres Ilustres.

Son entonces arte, política y lujuria las tres palabras que podrían definir la vida de Diego Rivera un hombre apasionado que provocó en las mujeres reacciones igualmente apasionadas demostrando cuánta razón tenía la pensadora española Concepción Arenal cuando dijo: “La pasión para el hombre es un torrente; para la mujer un abismo”.

FUENTES:

“Amantes y cortesanas”. Aut. Cecilia B. Madrazo. Ed. Círculo Latino. 2005.

“La revolución en blanco, negro y rojo: arte, política y obreros en los inicios del periódico El Machete”. Aut. John Lear. Signos Históricos No. 15. Enero-junio 2006.

“Los secretos de Diego Rivera”. Aut. Patricia R. Blanco. www.elpais.com. Nov. 2007.

“Frida Kahlo y Diego Rivera”. Aut. Daniela Ceccato. Ago. 2008.

 “Diego Rivera y sus peleas con Picasso”. www.cnnexpansion.com. Sep. 2008.

“Rebel without a pause: the tempestuous life of D. Rivera”. Aut. Jim Tuck.  www.mexconnect.com Oct. 08

 “Diego Rivera, 53 años de ausencia”. Notimex. www.eluniversal.com.mx. Nov. 2010.

 “Los amores de Diego Rivera”. Aut. Alejandro Pohls. www.am.com.mx Dic. 2010.

 “El juicio de Diego Rivera desde la ficción”. Aut.  Claudia Macías de Yoon. Universidad Nacional de Seúl.

“Diego Rivera”. Aut. Alejandro Rosas.  http://bicentenario.com.mx

“Frida Kahlo su pasión también fue Diego Rivera”. Aut. Rolando Gabreelli.  www.periodicotribuna.com.ar

“Publican en checo historia de amor entre D. Rivera y A. Beloff”. Aut. Gonzalo Núñez. http://www.radio.cz.

http://sincronia.cucsh.udg.mx/maciassummer2010.htm

www.arts-history.mx


[i] Gobernador de Puebla, filósofo y sindicalista mexicano con tendencias marxistas.

[ii] Macías de Yoon, Claudia. “El juicio de Diego Rivera desde la Ficción”. 2010.

[iii] Madrazo, Cecilia B. “Amantes y cortesanas”. Ed. Círculo Latino. 2005.


Diego Rivera: El arte de un rey de corazones (I)

31 May 2011

 

Alfred Molina como Diego Rivera en la película "Frida" (2002)

Parte I

Por: Patricia Díaz Terés

“La pintura es más fuerte que yo, siempre consigue que haga lo que ella quiere”.

Pablo Picasso

Prueba fehaciente son algunos hombres de que no se necesita ostentar el poder de Enrique VIII o gozar de la agraciada apariencia de Lord Byron, para conquistar el corazón de infinidad de damas y vivir con ellas apasionados romances, ejemplo de ello es el muralista mexicano Diego Rivera, quien durante su existencia –si bien disfrutó en ocasiones de una holgada posición económica- no tuvo grandes riquezas, ni presentó un físico destacable, pero tenía un don irresistible a los ojos de las féminas: era un artista.

Sin embargo ese hombre grueso y de penetrante mirada a quien sus padres María del Pilar Barrientos y Diego Rivera, nombraron como José Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez era uno de los gemelos que nacieron en la ciudad de Guanajuato aquel 8 de diciembre de 1886, llamándose al segundo José Carlos María quien murió tan solo dos años después, hecho que provocó un ataque de nervios a la madre quien optó por encargar al sobreviviente Diego con su nana Antonia, una mujer indígena que profesaba fiel cariño por el infante.

En 1893 la familia Rivera decidió trasladarse a la capital, lo cual trajo varios beneficios al niño que ya mostraba interés por el dibujo. María del Pilar, atenta al desarrollo de su hijo lo inscribió en la Escuela de Bellas Artes, antigua Academia de San Carlos, en donde recibió educación académica por parte de profesores como José María Velasco y Santiago Rebull. Sobre su destino en este lugar las fuentes resultan contradictorias ya que mientras algunos señalan que se graduó con honores[i] en 1906 conservando la técnica clásica, otras referencias afirman que fue expulsado en 1902 por haber tomado parte en algunas revueltas estudiantiles[ii] o bien que abandonó voluntariamente la institución al estar en desacuerdo con las técnicas que se le enseñaban, ya que resentía la falta de libertad para elaborar sus obras[iii].

Sea como fuere, el asunto es que tras su estancia en San Carlos –y después de haber trabajado con el artista José Guadalupe Posada– se ganó una beca para estudiar en la Academia de San Fernando en Madrid –aquí podrían complementarse las versiones sobre la causa de este apoyo ya que existen quienes lo atribuyen a la exposición individual que organizó con la ayuda del promotor, pintor y vulcanólogo Gerardo Murillo “Dr. Atl”; mientras que otros indican que le fue otorgada en realidad gracias a que su padre mostró al gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa, algunos bocetos realizados por el joven-, donde pudo acercarse a las creaciones de El Greco, Goya y Brueghel albergadas en el Museo del Prado.

Durante sus andanzas por Europa visitó varios países entre los cuales se encontraron Francia, Inglaterra, Bélgica e Italia; en tan fascinantes escenarios pudo establecer relación con importantes personajes del mundo de la bohemia artística como Claude Monet, Camille Pissarro, Pierre Auguste Renoir, Paul Cézanne y Pablo Picasso –ejerciendo el español gran influencia en la obra posterior de Rivera, aunque la hija de este, Guadalupe Rivera, señaló en una conferencia impartida en 2008 que su padre había acusado al cubista de haber copiado las obras de sus colegas[iv] (incluyendo una del propio Diego), eliminándose así la originalidad de su trabajo-, trabando una especial amistad con Amedeo Modigliani, en quien el mexicano reconocía un gran talento, aunque admitía que este era vejado por las varias adicciones del italiano.

Pero el suelo mexicano llamaba a Diego, por lo que volvió a su país en 1910 con la finalidad de montar una exhibición dentro de las celebraciones del Centenario de la Independencia, organizadas por el entonces presidente Porfirio Díaz; la muestra fue inaugurada el 20 de noviembre por la primera dama Carmen Romero Rubio de Díaz coincidiendo con la fecha en que Francisco I. Madero hacía un llamado para que el pueblo se levantase en armas y con esto se iniciara la Revolución Mexicana.

No obstante por ese entonces el pintor no estaba demasiado interesado en la política por lo que en abril del año siguiente decidió regresar a Europa para continuar con su trabajo –sería en París donde tendría uno de los encuentros más importantes de su vida al toparse con David Alfaro Siqueiros en 1919-, retornando a su nación diez años después en 1921, momento en que fue invitado a participar en el movimiento muralista –cuyo propósito original era reforzar el programa educativo por medio de las imágenes, según explica la Dra. Julieta Ortiz Gaitán del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en un momento en que pocos mexicanos sabían leer y otros muchos ni siquiera hablaban el español- del cual habían establecido las bases artistas como Roberto Montenegro, Xavier Guerrero, Gerardo Murillo y Fermín Revueltas, entre otros.

De este modo –y habiéndose para él abierto la posibilidad de utilizar los muros como lienzos al observar los frescos renacentistas en Italia– la primera obra de Rivera en esta corriente –impulsada por el secretario de Educación Pública, José Vasconcelos-, de la cual con el tiempo se convertiría en máximo exponente junto con David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, se tituló La Creación (1921) y fue pintada en los muros del Anfiteatro Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria –antiguo colegio jesuita de San Ildefonso-.

Siendo ateo y habiendo estado fuertemente influenciado por las ideas revolucionarias –tanto mexicanas como rusas- pronto se descubrió a Rivera como un marxista[v] redomado, condición que lo llevó a expresar en sus murales temáticas sociales y políticas que muchas veces le acarrearon fuertes críticas. Dos de los conflictos más representativos que le fueron originados por sus obras fueron en primer lugar la inclusión del retrato de Lenin en su mural titulado El Hombre en una Encrucijada (1932-1934), mismo que pintó nada más y nada menos que en el lobby del edificio RCA –construcción principal del conjunto arquitectónico que conformaba el Rockefeller Center en Nueva York-, hecho que despertó la ira del empresario John D. Rockefeller de quien se dice que la emprendió a mazazos contra la obra del mexicano; y la segunda fue la conmoción causada por la leyenda “Dios no existe” que deliberadamente escribió en el mural titulado Sueño de una Tarde Dominical en la Alameda Central (1948) que pintó en el comedor del Hotel del Prado del Distrito Federal.

A pesar de estos episodios, no todas las creaciones de Diego fueron tan controversiales. De esta forma pintó en las paredes de la Secretaría de Educación Pública los logros de la Revolución Mexicana, mientras que en el Palacio Nacional optó por realizar un pictórico recorrido desde la época precolombina hasta la década de los 30, haciendo al indígena protagonista de este muro; mientras que se considera como su obra máxima la pintura que elaboró en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, donde mostró la perspectiva de Emiliano Zapata, su lucha por la tierra y el trabajo de los obreros.

Ahora bien, el gran escritor francés Alejandro Dumas dijo en cierta ocasión que “el arte necesita o soledad, o miseria, o pasión. Es una flor de roca, que requiere el viento áspero y el terreno duro”, por lo que nos es factible decir que tan solo hemos llegado a descubrir una de las tres cuestiones importantes en la vida de Diego Rivera, teniendo que dejar para la próxima entrega dos intrincados tópicos que requieren del espacio suficiente para ser explicados –y solo tal vez comprendidos-: las damas y la política, aspectos que tuvieron en su existencia casi tanta relevancia como su único “verdadero amor”: la pintura

FUENTES:

“Diego Rivera y sus peleas con Picasso”. www.cnnexpansion.com. Roma, septiembre 2008.

“Reivindican a muralistas Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco”. Periódico La Jornada. Junio 2010.

“Diego Rivera, 53 años de ausencia”. Notimex. www.eluniversal.com.mx. Noviembre 2010.

“El Muralismo Olvidado”. Aut. Sonia Sierra. www.eluniversal.com.mx. Noviembre 2010..

“Los amores de Diego Rivera”. Aut. Alejandro Pohls. www.am.com.mx Diciembre 2010.

“Diego Rivera”. Aut. Anicia Muñoz. www.americaviva.cl  

“El juicio de Diego Rivera desde la ficción”. Aut.  Claudia Macías de Yoon. Universidad Nacional de Seúl. http://sincronia.cucsh.udg.mx/maciassummer2010.htm

“La Epopeya Revolucionaria en los Murales de Diego Rivera”. Aut. Luz Elena Mainero del Castillo. www.inehrm.gob.mx


[i] Mainero del Castillo, Luz Elena. “La Epopeya Revolucionaria en los Murales de Diego”. http://www.inehrm.gob.mx

[ii] Muñoz, Anicia. “Diego Rivera”. http://www.americaviva.cl

[iii] “Diego Rivera, 53 años de ausencia”. Notimex. www.eluniversal.com.mx

[iv] “Diego Rivera y sus peleas con Picasso”. http://www.cnnexpansion.com

[v] Marxismo: Corriente de pensamiento económico que se basa en los trabajos de Karl Marx, en especial en su obra El Capital, en la que sostiene que la ganancia empresarial (plusvalía) derivaba de la explotación de los trabajadores por parte de los capitalistas. www.eumed.net  


Cuando las musas confabulan: Jorge Negrete

21 febrero 2011

Jorge Negrete

Por: Patricia Díaz Terés

“Así como el ignorante está muerto antes de morir, el hombre de talento vive aun después de muerto”.

Publio Siro

Pocos artistas han tenido el privilegio de representar a toda una nación a través de su trabajo, y aunque muchas veces los roles que interpretan no pueden adjudicarse indistintamente a todo individuo perteneciente a determinado pueblo, sí logran evocar determinada cultura en el imaginario popular.

Tal es el caso de un hombre cuya privilegiada voz y elegante porte conquistaron miles de corazones alrededor de todo el mundo, nos referimos al gran Jorge Negrete.

Nacido como Jorge Alberto Negrete Moreno, fue el segundo de cinco hermanos: David, Consuelo, Emilia, Teresa y Rubén, quien falleció a los pocos días de haber entrado en la vida del matrimonio conformado por Don David Negrete Fernández y Doña Emilia Moreno Anaya.

Militar de carrera, Don David era un teniente que residía con su familia en la ciudad de Guanajuato y quien un buen día decidió abandonar esta actividad en 1921 para trasladarse a la capital, donde cambió las armas por los libros transformándose en profesor de matemáticas del prestigiado Colegio Alemán Alexander Von Humboldt, en el cual Jorge puso de manifiesto su extraordinaria habilidad para los idiomas aprendiendo con diligencia italiano, alemán, francés, inglés e incluso algo de náhuatl, haciendo estos últimos estudios por su cuenta.

Inclinado siempre hacia las artes, proviniendo de una familia culta, Negrete se graduó del bachillerato con un título en ciencias y letras; de igual manera, siguiendo el ejemplo de su padre ingresó en el Heroico Colegio Militar en el año de 1927, convirtiéndose rápidamente en uno de los cadetes más destacados y viajando a París y Roma para complementar su formación.

Sin embargo estas ocupaciones llenaban tanto su tiempo como tan poco su corazón, de manera que en 1930 se atrevió a probar suerte en aquello que verdaderamente le apasionaba, la música, consiguiendo así tomar lecciones con el maestro José Pierson Lorta quien lo introdujo en el ámbito del Bel-Canto. Queriendo mantener su identidad musical oculta para la familia, eligió el seudónimo de Alberto Moreno para su desarrollo artístico, comenzando así a cantar en un programa radiofónico de la XETR.

En 1931, convencido ya de que la milicia no era su verdadera vocación, solicitó licencia indefinida para dedicarse de lleno a su arte y al año siguiente llevó a cabo sus primeras grabaciones; de esta forma para 1934 logró interpretar piezas del compositor mexicano Manuel M. Ponce en la inauguración del magnífico Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.

En la segunda mitad de la década de los 30’s el cantante había ya trascendido las fronteras mexicanas al firmar un contrato con la cadena NBC para grabar un programa de televisión en Nueva York; lugar al que viajó en compañía de Ramón Armengod con quien integraba The Mexican Caballeros y tal vez fuese ahí donde, mientras el sueño de formar parte de la compañía de la Metropolitan Opera House rondaba incesantemente por su cabeza, la realidad le gritaba que no era justamente ese tipo de música la que lo impulsaría a la fama, sino el género popular. Asimismo descubrió su afición por la música cubana durante su intervención (1937) en el cortometraje Cuban Nights de los estudios Warner Brothers.

Pero la Gran Manzana en ocasiones no es tan benévola con sus visitantes como éstos quisieran, así Jorge contrajo una seria hepatitis a la cual prestó cuidado insuficiente, hecho que dañaría su hígado irremediablemente.

Sin embargo, antes de que la Parca se hiciera presente, fue por el contrario la Fortuna quien tocó a su puerta, presentándose entonces la oportunidad de participar en la película La Madrina del Diablo (1937) bajo la dirección de Ramón Peón y con la producción de Gonzalo Varela. En ella actuó al lado de la encantadora María Fernanda Ibáñez –hija de la temible Doña Sara García-, de quien rápidamente se enamoró, enfrentando un terrible golpe al ser el romance impedido por la madre de la señorita.

Continuando con su carrera en el cine, para 1940 se casó con la actriz y bailarina Elisa Zubarán –conocida en el medio artístico como Elisa Christy-, con quien tuvo a su única hija, Diana Negrete Crochet.

Contando en su filmografía con cintas como Perjura, La Valentina, Juan sin Miedo, El Cementerio de las Águilas y Juntos pero no Revueltos –todas ellas filmadas en 1938-, fue tal vez en ¡Ay Jalisco, no te rajes! (1941) del cineasta Joselito Rodríguez, en la que consagró su icónico “charro cantor”, hombre viril, valiente, conquistador y encantador, con mirada soñadora y fuerte carácter, que con su voz logró capturar en instantes el pensamiento de miles de féminas quienes -al ver al actor en la vida real- sufrían ataques de histeria y repentinos desmayos.

No obstante su éxito en el séptimo arte, no abandonaba en forma alguna el arte inspirado por la bella Euterpe[1], continuando así su labor con el trío Los Tres Calaveras, con quienes realizó diversas giras por toda la República Mexicana y América Latina; mientras vivía un romance con Gloria Marín, residiendo ambos bajo el mismo techo aunque sin sagrada unión de 1941 a 1952, achacándose la eventual separación de la pareja tanto a una infidelidad de él con Elsa Aguirre, como de ella con Hugo del Carril.

Lo cierto es que no bien se dejaron, el galante Negrete decidió contraer nupcias con la hermosa e imponente María Félix “La Doña”, a quien había conocido durante el rodaje de El Peñón de las Ánimas (1943), protagonizando la pareja la “boda del siglo” –el 18 de octubre de 1952- como se conoció a la ceremonia llevada a cabo en la finca de Catipoato -Hacienda de Tlalpan- y a la que asistieron personajes como Octavio Paz, Frida Kahlo y Diego Rivera.

Ahora bien, aunque las virtudes artísticas de Jorge eran numerosas, hay otra sin la cual un hombre no puede aspirar a la verdadera grandeza: la generosidad. Resulta así que, a la par de su carrera como el Charro Cantor, ayudaba a niños y ancianos, además de encarnizadamente para mejorar las condiciones en los contratos de los actores agobiados por el entonces poderoso Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC), al cual combatió hasta lograr disolverlo y crear un justo Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC) –que existe hasta hoy-, a la vez que mejoró la Asociación Nacional de Actores (ANDA), de la cual fue Secretario General.

Muy joven era aún Jorge Negrete cuando emprendió su camino hacia el Otro Mundo, habiendo regalado al mundo su talento y corazón; así las secuelas de la hepatitis sufrida antaño reclamaron la vida del cantante a la temprana edad de 42 años, un 5 de diciembre de 1953 –en Los Ángeles C.A.-, dejando a millares de almas desoladas, que acudieron a recibirlo al aeropuerto de la Cd. De México y que posteriormente formaron una inmensa valla humana que cubría el camino desde el Teatro de la Asociación de Actores –hoy Jorge Negrete- hasta el Panteón Jardín. Tal impacto tuvo su fallecimiento en el espíritu mexicano que tan fatídico día fue declarado como fecha de luto nacional, por aquél que entregó su vida por el arte y por su prójimo, y que bien pudo haberse despedido de este mundo con las palabras del filósofo Rabindranath Tagore: “Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”.

**Para mi gran amigo Dr. Peter Cooley, admirador incomparable de Jorge Negrete. 

FUENTES:

“Biografía”. Aut. Don Mario Oviedo. Salón Jorge Negrete. http://salonjorgenegrete.fcpages.com  

“Jorge Negrete”. Aut. Ernesto Solís Winkler. http://paginas.tol.itesm.mx

 “Jorge Negrete, el Charro Cantor”. www.contactomagazine.com

www.biografiasyvidas.com  


[1] Musa de la Música según la mitología griega.


Con V de Valor: Chavela Vargas

17 agosto 2010

Chavela Vargas

Por: Patricia Díaz Terés

“Quien vive entre los deleites y los vicios ha de expiarlos luego con la humillación y la miseria”.

Johann Christoph Friedrich von Schiller

Fuerte, independiente, rebelde y atrevida, así ha sido una mujer quien con su ronca voz y recurrentes parrandas, ha formado a su alrededor una leyenda a lo largo de varias décadas.

Cuando el 17 de abril de 1919 nació en el pueblo de San Joaquín de las Flores en la provincia de Heredia, Costa Rica, Isabel Vargas Lizano, sus padres no sabían que el carácter y personalidad de esa pequeña que acababa de llegar al mundo, la llevarían por los más intrincados caminos de la fama y el vicio.

Habiendo tenido una infancia marcada por graves enfermedades como la poliomielitis, Isabel, mejor conocida como Chavela, siempre ha agradecido a los indios que habitaban las regiones cercanas a su hogar por haberla curado, así, utilizando plantas medicinales y antiguos remedios un chamán logró que la niña recuperara la movilidad de sus músculos; mientras que en otra ocasión salvó sus enfermos ojos aplicando sobre ellos algunas hierbas. Debido a estas experiencias, Chavela nunca tuvo demasiada fe en los doctores, ya que decía que a diferencia de éstos “los chamanes curan con esperanza y amor”.

Sintiéndose ajena a su propia familia, Vargas siempre percibió el rechazo de sus padres, recordando a su madre, Herminia Lizano, como una dama vestida de negro que no la quería; su padre, Francisco Vargas, era un mujeriego empedernido que gustaba de gastar toda su fortuna con sus damas, echando a perder cuanto negocio caía en sus manos. Esta situación llevó eventualmente a Herminia a solicitar el divorcio.

Chavela y su hermana Ofelia se trasladaron entonces, junto con su progenitora, a la ciudad capital –San José-, viaje que realizaron solas debido a que sus hermanos, Álvaro y Rodrigo, se encontraban a la sazón trabajando para una compañía bananera de los Estados Unidos.

Poco tiempo después Isabel fue enviada a vivir con sus tíos Ascención, Tomás y Juan, quienes tenían una finca. Fue ahí donde Chavela decidió de una vez por todas abandonar su país natal; discriminada por sus primos, sin contar siquiera con un amigo, la jovencita se sentía cada vez más sola, teniendo que soportar además el trabajo inacabable en los cafetales y naranjales de su familia.

Así, la muchachita que prefería manejar armas a jugar con muñecas y que gustaba de montar a caballo sin silla de montar, decidió que lo mejor era partir hacia otra nación donde pudiera encontrar su verdadero destino, y fue así como llegó a la ciudad de México cuando únicamente contaba con 17 años.

Al llegar a las tierras mexicanas, sus comienzos fueron arduos, ya que tuvo que trabajar vendiendo cualquier cosa e incluso llegó a colocar, junto con una señora que le había prestado un coche, una agencia de criadas a quienes Chavela transportaba ganando por cada viaje dos pesos.

Siendo su pasión el canto, se presentaba ahí en donde le permitieran ocupar cualquier escenario de poca monta; por estos entonces no faltó quien le dijo que mejor se dedicara otra cosa, debido a que su voz era terrible, y que por supuesto no sabía cantar, afirmaciones a las que ella se limitó a responder  “así es”.

Pero el tiempo desmentiría tan osadas aseveraciones. Para el primer lustro de la década de los 50’s Chavela Vargas comenzó a cantar en escenarios decorosos; habiendo sido invitada a Cuba para dar un concierto, decidió permanecer ahí durante dos años en los cuales germinó una de las canciones que la convertirían en leyenda “La Macorina”, con letra del poeta español Alfonso Camín y música compuesta por ella misma.

Prohibida en suelo mexicano, “La Macorina” fue tomada por los guerrilleros latinoamericanos como himno, particularmente en El Salvador, irónicamente Chavela nunca compartió sus ideales políticos ya que por el contrario estos movimientos le parecían “lo más absurdo del mundo”.

De este modo, ataviada con su jorongo y pantalón –fue la primera mujer en utilizar esta prenda en los escenarios-, con una pistola al cinto y una botella de tequila en la mano –la cual tristemente se volvió una costumbre-, la llamada “Voz de México” conquistó los corazones de mediados del siglo XX, grabando su primer disco en 1961 y convirtiendo en clásicos canciones como “La Llorona”, “Somos” y “Luz de Luna”.

Entabló amistad con memorables personajes como José Alfredo Jiménez –su predilecto-, Pita Amor, Juan Rulfo, Roberto Cantoral o Agustín Lara –a quien describió como un elegante caballero, el único que la llamaba Isabel-; incluso vivió con Diego Rivera y Frida Kahlo, a quien se le ha vinculado sentimentalmente –sin que este rumor haya sido nunca reivindicado o negado por la cantante-.

Sabiéndose una persona distinta en una época plagada de convencionalismos, su afición por las copas y las damas causaron revuelo en una morbosa sociedad; asimismo, la propia Chavela con unos cuantos tequilas entre pecho y espalda realizaba algunos desfiguros, como el día en que estrelló su costoso auto Jaguar E Type contra un árbol en la carretera México-Cuernavaca.

Y así, poco a poco el alcohol la fue consumiendo, desapareciendo de los escenarios alrededor de 20 años –y dada por muerta por muchos de sus colegas-  en los cuales vivió sumida en la más terrible de las miserias, así aquella aventurera fémina que había visto su primer eclipse lunar cayendo en un paracaídas, terminó viviendo en un cuartucho en la población de Aguatepec, a una hora de la Ciudad de México, levantándose siempre al medio día y bebiendo hasta que terminaba la noche. 

Para la década de los noventas Chavela decidió que ya había caído demasiado bajo y dio la espalda a la botella de manera definitiva. De regreso a su arte, consiguió presentaciones en el restaurante de moda “El Hábito”, donde la encontró el editor español Manuel Arroyo -quien resultó invaluable en el retorno de “La Vargas” al mundo musical- quien al instante suplicó a la cantante que fuera a España para dar un concierto, el cual se llevó a cabo –con total éxito- en 1992 en el Teatro Lope de Vega (Sevilla).

El repleto recinto convenció entonces a Chavela Vargas de que había retornado a su hogar, por lo que decidió realizar una gira por la nación ibérica, de la cual recuerda con especial cariño un par de conciertos que tuvieron lugar en La Plaza del Rey en Barcelona (1993) y otro en el Olympia de París (1995).

Y así, entrando en la novena década de su vida esta notable mujer no se ha retirado, habiendo recibido una Luna al mejor espectáculo de folclor en 2006 de manos de su entrañable amigo Joaquín Sabina –y rechazado un Grammy honorífico en 2007-, Chavela Vargas sacó al mercado, en abril de 2010, un nuevo disco titulado “¡Por mi Culpa!”, en el cual grabó sus canciones preferidas en duetos con artistas como Lila Downs –a quien considera su heredera-, Eugenia León o Miguel Bosé.

Controversial, indómita y fascinante, Chavela Vargas es una figura que hoy por hoy se ha convertido en un ícono de la música mexicana, una mujer que conoció los abismos del vicio y supo levantarse para encontrar de nuevo el sentido de su vida, una dama admirada por sus amigos y querida por el público, porque siempre vivió su propio decir: “Hay que saber sentir, hay que saber luchar para ganarse el respeto de otros y respetar a esos otros”.

Para conocer a Chavela Vargas:

“Vámonos”: http://www.youtube.com/watch?v=gV-dIMe71bE

“Macorina”: http://www.youtube.com/watch?v=ycRwAFsQgWs

“Luz de Luna”: http://www.youtube.com/watch?v=duVaGM_JsME&feature=related

“Ciudades”: http://www.youtube.com/watch?v=LIsWjL3KhTk 

FUENTES:

“Biografía”. “Las Grietas de Chavela”. “La Resurrección de Chavela Vargas”.

 http://chavelavargas.org   

 “Chavela Vargas descubre sus verdades en biografía”. www.elmanana.com.mx 28 de noviembre 2009. 

“Chavela Vargas, a sus 91 años, lanza nuevo disco”. www.elmundo.es. 26 de abril 2010.

“Joaquín Sabina le entrega la Luna a Chavela Vargas”. www.informador.com.mx  Junio 2010.

“Paseo por la Vida de Chavela Vargas”. www.noticanarias.com . 6 de agosto 2010.