Por: Patricia Díaz Terés
“Tú verás que los males de los hombres son fruto de su elección; y que la fuente del bien la buscan lejos, cuando la llevan dentro de su corazón”.
Pitágoras de Samos
Desde Orson Welles hasta Pedro Picapiedra, muchos han sido los artistas y personajes que han dado vida al temible Sr. Scrooge, protagonista del cuento “Christmas Carol” del escritor británico Charles Dickens.
Nacido en una familia perteneciente a la clase media de principios del siglo XIX, Dickens tuvo que experimentar desde niño las terribles condiciones que describe en sus obras; viéndose obligado a trabajar desde los doce años, después de que su padre fuera puesto en prisión por las muchas deudas que tenía, el joven Charles ingresó en una fábrica de tintes para ayudar en el mantenimiento del hogar, en la cual laboraría por tres largos años.
Poseedor de una curiosidad insaciable, fue en gran medida autodidacta devorando así a los grandes autores del Siglo de las Luces, siendo sus preferidos Henry Fielding (Tom Jones, 1749) y Tobias Smollett (The Adventures of Roderick Random, 1748).
Para 1827 consiguió un trabajo como secretario legal, para posteriormente iniciar su carrera como escritor en el periódico The Mirror of Parliament; así, seis años después, comenzó a publicar algunos relatos sobre la vida cotidiana en Londres en la revista The Monthly Magazine, que fueron reunidos en un compendio titulado Los Apuntes de Boz (1836), –Boz fue un seudónimo utilizado por Dickens- con ilustraciones de George Cruikshank.
Por otra parte, mientras su carrera como autor iba tomando forma, no se podía decir lo mismo de su vida sentimental. Habiendo tenido que abandonar a su primer gran amor, Maria Beadnell, debido a que la familia de la dama no aprobaba al modesto pretendiente, se casó con Catherine Hogarth con quien tuvo diez hijos, pero un infeliz matrimonio –que terminó en 1858-.
Pero a pesar de sus tropiezos en el aspecto personal, Charles Dickens pertenece a ese afortunado grupo de literatos que ha presenciado el éxito de su obra.
Así, aún cuando en su bibliografía cuenta con relatos de la calidad de Grandes Esperanzas u Oliver Twist, el trabajo responsable de que el escritor esté presente en las generaciones del siglo XXI lleva por título original A Christmas Carol in Prose, Being a Ghost Story of Christmas (1843), mejor conocido por todos nosotros como Cuento de Navidad.
Con la intención de rescatar un género literario prácticamente olvidado conocido como “carol” –término medieval inglés que se traduce como canción o cuento-, es decir himnos o canciones propios de la Navidad, Charles aprovechó esta historia para crear personajes tan inolvidables como Bob Cratchit o el Pequeño Tim, a la vez que hacía una severa crítica de las condiciones en las cuales vivía el trabajador promedio en la era victoriana.
Para mediados del siglo XIX la Navidad era una fiesta cuya alegría había sido prácticamente olvidada. En una sociedad esencialmente protestante, el Nacimiento de Jesús era conmemorado de una manera familiar más bien íntima, incluyendo sólo algunos rezos.
Pero Dickens logró, con su relato, rescatar esta hermosa festividad. Publicado el 17 de diciembre de 1843, para la Nochebuena de ese mismo año se habían vendido ya seis mil ejemplares, mismos que eran leídos tanto por los niños como por los adultos, conquistando con su mensaje de redención y esperanza a la atribulada sociedad londinense.
Cuento de Navidad constituye así un parteaguas en la historia misma de la Navidad, no en su misticismo, sino en la forma de su celebración, descubriendo así nuevamente los sentimientos de alegría, generosidad y reflexión que la fiesta tiene desde su propio origen.
Sin ser la única narración que tiene como tópico central la festividad mencionada, ya que numerosos escritores como Fiodor Dostoyevski (Un Árbol de Noel y una Boda), E.T.A. Hoffman (El Cascanueces y el Rey de los Ratones), o J.R.R. Tolkien (Cartas de Papá Noel) han abordado desde distintos puntos de vista tan significativa fecha; sí se puede decir que de todas ellas, es aquella en la que aparecen Jacob Marley y los Fantasmas de las Navidades pasada, presente y futura, la que más popularidad y adaptaciones ha tenido.
El avaro Scrooge se ha reencontrado con la bondad de su corazón tanto en el teatro como en el cine, la radio, la televisión e incluso los comics. Las primeras adaptaciones surgieron tan sólo unos meses después de la publicación del cuento, en 1844, año en el que fueron montadas ocho diferentes producciones teatrales; pero el principal medio de difusión del relato fueron sin duda las lecturas –e interpretaciones- que hizo el propio autor en muchos escenarios alrededor del mundo –la primera fue en 1852 en el Birmingham Town Hall-, ejecutando la última de ellas tan sólo dos semanas antes de su fallecimiento en 1870.
Con el nuevo siglo y el surgimiento del cine, la primera película basada en el cuento de Dickens fue Scrooge, or Marley’s Ghost (1901) de Walter R. Booth; cuando el sonido se incorporó al séptimo arte, los directores retomaron la idea, surgiendo así Scrooge (1935) de Henry Edwards o A Christmas Carol de Edwin L. Marin.
En la radio, la CBS Radio Network hizo de su emisión del cuento una tradición navideña, en la cual Lionel Barrymore interpretaba al amargado prestamista; otros famosos actores que prestaron también su voz al personaje fueron Orson Welles, Laurence Olivier, Alec Guiness o James Stewart, entre muchos otros.
Por su parte la televisión no se ha quedado atrás y ha realizado numerosas y variadas adaptaciones del Cuento de Navidad, incluyéndolo en caricaturas como Los Súper Sónicos, Los Pica Piedra, Bugs Bunny o Alvin y las Ardillas; sin embargo han sido los estudios Disney aquellos que han conseguido algunas de las representaciones más exitosas, tales como la nominada al Óscar Una Navidad con Mickey (1983), donde Goofy interpreta a Jacob Marley, Mickey Mouse a Bob Cratchit y Rico Mc Pato a Scrooge; o la muy reciente Disney’s A Christmas Carol (2009) en la que es Jim Carrey quien presta su voz al protagonista.
Así, haya sido en la gran pantalla o en la televisión de nuestro hogar, hace apenas unas semanas o muchos años ya, la mayoría de nosotros ha tenido la oportunidad de observar y analizar los personajes que, creados por Charles Dickens hace más de un siglo, nos parecen tan familiares como actuales, y si bien no nos encontramos en plena época victoriana, sí nos topamos todos los días con ese triste panorama social que tan bien nos describe el autor, y corremos el riesgo de dejarnos atrapar por los mismos sentimientos que aprisionaban al viejo Scrooge, sin hacer caso a los benévolos espíritus de las Navidades quienes dan un consejo que el escritor francés Edmond Gouncourt expresó con estas palabras: “No perdáis vuestro tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja”.
Felices fiestas.
FUENTES:
“Canción de Navidad y otros cuentos”. Prol. Luis Rutiaga. Gpo. Editorial Tomo. México, 2003.
“Dickens en escena”. Aut. Mario Vargas Llosa. La Nación. Argentina. 29 Sep. 2007.
“Las adaptaciones cinematográficas de la inmortal obra de Charles Dickens”. Aut. Joaquín R. Fdz. www.labutaca.net Dic. 2008
“Los Mejores Cuentos de Navidad”. Aut. Juan Carlos Rodríguez. El Economista. España. 2008
“Nueva York expone los secretos de Cuento de Navidad de Dickens”. Aut. David Valenzuela. El Nuevo Herald. N.Y. Nov. 2009.
“Holiday Spirits: A Time Lineo f A Christmas Carol”. Fortworth Star-Telegram Nov. 2009.
“El Mundo Oculto de los Cuentos Navideños”. Aut. Jesús Palacios. Más Allá de la Ciencia No. 999.