Del arrabal al salón, el tango: música, pasión e historia II

23 julio 2012

Parte II

Por: Patricia Díaz Terés

“El cambio de moda es el impuesto que la industria del pobre carga sobre la vanidad del rico”.

Nicolás Sebastien Roch Chamfort

A finales del siglo XIX y principios del XX muchas actividades que desde México hasta la Patagonia eran consideradas como inmorales y licenciosas, en el Viejo Continente causaban furor en un ambiente que se distinguía por el relajamiento de los prejuicios y el afán por la experimentación de novedades, las cuales incluían desde la moda hasta el arte o incluso las conductas u opiniones.

Así en un París en donde ser consumían con avidez las innovaciones procedentes de todas partes del mundo, las primeras partituras de tango que llegaron –se dice que se trataba de la pieza titulada La morocha-, a bordo –presuntamente- de una fragata de nombre Sarmiento no fueron la excepción, colocándose el sonido de tales acordes en el gusto de los parranderos parisinos. De esta manera, sin encontrar problema alguno ni en la melodía ni en las coreografía de esa exótica música, pronto las clases altas de la Ciudad de las Luces comenzaron a introducir el tango en su repertorio tanto musical como dancístico, llegando a tal punto su popularidad que debieron abrirse numerosas academias –se cuenta que había más de cien a principios del siglo XX-, que enseñasen los movimientos adecuados a las parejas que se encontraban fascinadas por ese baile capaz de encender pasiones y avivar amores. Así en lejanas tierras al otro lado del océano, el tango sufrió una transformación, pasando de tener un ritmo rápido y alegre a uno más lento, melancólico y acompasado.

Cuál no sería entonces la sorpresa de los bonaerenses adinerados que se aventuraban a vacacionar en Europa, cuando aquel baile y aquellos sonidos que ellos habían relegado sin piedad a los más vulgares arrabales, se presentaba sin reparos en los más elegantes salones de las familias y grupos más refinados, festejándose como parte de una singular y fascinante cultura. Y como todo por aquel entonces necesitaba ser avalado por la “gente correcta”, desempeñando los parisinos tal papel en materia de arte, los opulentos argentinos regresaron a casa para abrir rápidamente sus puertas a ese género musical que otrora había sido vilipendiado y despreciado, pero que ya para ese entonces había conseguido consolidarse siendo ejecutado por músicos con estudios formales, quienes con la aceptación de la “sociedad decente” pudieron obtener empleos mejor remunerados y estables, haciéndose entonces contratos entre las orquestas que interpretaban los tangos y los salones o cafés a donde acudían ya las personas de todos los estratos sociales.

Asimismo habíanse abandonado en el tango las frases procaces, dándose lugar a letras con argumento, particularmente aquellas creadas por un compositor de nombre Pascual Contursi, quien aunque continuó situando sus historias en el ambiente de los barrios bajos, esquivó el tema sexual para dar paso a las problemáticas humanas como la tristeza, la nostalgia, la ambición o la injusticia, siendo su mayor éxito Mi noche triste, el cual presentó al gran Carlos Gardel y a José Razzano, durante una presentación del dúo en Montevideo.

Ahora bien, por supuesto no faltó quien montase en cólera al ver tan inmoral despliegue de sensuales movimientos prohibiéndolo de inmediato; aparecen entonces entre los principales detractores del nuevo género –particularmente en cuestión de la danza- el papa Pío X, el káiser Guillermo II que lo consideraba como “una ofensa a la decencia”; mientras que la revista española La Ilustración Europea y Americana ni tarda ni perezosa publicó un artículo condenando al tango diciendo que era un “indecoroso (…) y grotesco conjunto de ridículas contorsiones y repugnantes actitudes”.

Pero en realidad el tango se había abierto paso a tal grado que las voces que se alzaban en su contra, aun cuando fueron escuchadas, no prevalecieron, pudiendo así las hermosas melodías tangueras continuar su avance, dejándose atrás las orquestas de la llamada Guardia Vieja por ahí de la década de los años 30s.

Por otro lado, las ejecuciones del tango no se limitaron a los salones de baile, sino que también acompañaron a las películas mudas de principios de siglo, teniendo los músicos que adaptar el ritmo a la función narrativa de las melodías con las que se acompañaban las proyecciones; algunos de estos hábiles artistas fueron Rodolfo Biaggi, José Tinelli o Enrique Delfino. Posteriormente, cuando llegó el sonido al séptimo arte vio la luz el filme ¡Tango! (1933) del director Luis J. Moglia y cuyo reparto incluyó a figuras como Tita Merello, Libertad Lamarque, Luis Sandrini y Pepe Arias, entre otros.

No obstante la mejor época del tango llegó en la década de los 40s, momento en que aparecieron músicos egresados de prestigiados conservatorios, cuyo principal interés era desarrollar ese ritmo que se había abierto paso de los alfoces a las casas de la más distinguida alcurnia; sin embargo la educación de los intérpretes no les restó esa maravillosa capacidad que siempre demostraron para deleitar a sus oyentes con magníficas improvisaciones o reinterpretaciones. Para este entonces los jóvenes estaban ya embelesados por el encanto del tango, por lo que abarrotaban las tiendas de discos en las cuales se les permitía escuchar las piezas dentro de unas estrechas casetas.

De igual manera los espectáculos y presentaciones de las orquestas de tango y jazz se presentaban con grandes anuncios en diarios como El Mundo, llegándose a publicar hasta 25 lugares distintos a los cuales la gente podía acudir a disfrutar de una noche tanguera. Tal fue la euforia juvenil y la demanda por estos sitios que incluso algunas salas de cine se vieron obligadas a remover sus butacas en ciertos momentos para convertirse temporalmente en salones de baile, ejemplo de tal práctica fueron el cine Smart y el Politeama.

Una década más tarde, el tango enfrentó la amenaza de su anterior compañero, el jazz, ya que este también conquistaba rápidamente los corazones argentinos; aquel avance forzó a las orquestas de tango a disminuir sus integrantes para convertirse en cuartetos o quintetos, cayendo así en una etapa menos deslumbrante.

Empero el destino no había dicho su última palabra con respecto a este género, pues aun se preparaba la aparición del gran Astor Piazzolla.

Este caballero fue un músico que revolucionó por completo la manera de componer el tango, creando arreglos que, aunque eran imposibles de bailar, deleitaban el oído con sus innovadoras propuestas vanguardistas, en las cuales estuvieron a la vez presentes las raíces del ritmo. La pieza que marcó este nuevo rumbo fue Buenos Aires, estrenada en 1953, la cual causó tanto entusiasmo como suscitó la ira y los vituperios de los tangueros conservadores, quienes llegaron a declarar que a este hombre no se le podía considerar como compositor de tango.

A pesar de ello Piazzolla no se dejó amilanar y continuó con su labor, abriéndose camino entre sus opositores hasta llegar a crear una verdadera escuela que lanzó al tango a su fama internacional, conociéndose así de oriente a occidente del orbe, hecho que solo encuentra precedente en la labor del magnífico Carlos Gardel.

Así, habiéndose modificado su estructura y constituido hoy en día en un género musical de gran prestigio, el tango es disfrutado por jóvenes y adultos, quienes lo escuchan, lo bailan, lo cantan o interpretan con formas que sus creadores probablemente nunca imaginaron, teniendo cabida este ritmo en los más distinguidos concursos tanto dancísticos como musicales a nivel mundial, así como en los repertorios de virtuosos músicos como el gran chelista Yo-Yo Ma o las más destacadas orquestas.

 

*Este par de artículos los dedico a mi sobrino Erick, quien disfruta del tango en las bellísimas tierras queretanas.

PARA CONOCER:

Mi noche triste” por Carlos Gardel: http://www.youtube.com/watch?v=08iAnr7I0vY

Farolito viejo” por Carlos Gardel: http://www.youtube.com/watch?v=MzrNVtY2mZw&feature=fvsr

Mundial de Tango 2011: http://www.youtube.com/watch?v=Jw7Yjk_89DM&feature=related

Libertango” de Astor Piazzolla: http://www.youtube.com/watch?v=RUAPf_ccobc

Adiós Nonino” de Astor Piazzolla: http://www.youtube.com/watch?v=VTPec8z5vdY&feature=related

Le Grand Tango” de Astor Piazzolla interpretado por Yo-Yo Ma y Kathryn Stott: http://www.youtube.com/watch?v=ZFX4vagwXeo&feature=related

FUENTES:

 “Breve historia del Tango”. Aut. Andrés Carreto. Portal del Libro.    

“Pascual Contursi”. Aut. Julio Nudler. www.todotango.com     

 “El tango, apunte histórico”. Aut. J. Alberto Mariñas. www.esto.es   

“El origen del tango”. www.oni.escuels.edu.ar   

www.nuestromundotango.com.ar

 


Del arrabal al salón, el tango: música, pasión e historia I

16 julio 2012

Love of Tango de Fabián Pérez

Parte I

Por: Patricia Díaz Terés

Sólo hay dos maneras de resumir la música: o es buena o es mala. Si es buena no le das más vueltas, simplemente la disfrutas”.

Louis Armstrong

Es el final de la década de los 70s, varios comensales se encuentran degustando las delicias culinarias argentinas que ofrece un exclusivo restaurante ubicado en una famosa colonia de la hermosa ciudad de Buenos Aires, cada grupo de personas se encuentra envuelto en amena y privada conversación cuando de pronto de una de las mesas se levanta un elegante caballero de distinguido porte, que ofrece su brazo a una joven y atractiva dama que exhibe un maravilloso vestido de exquisita confección aderezado con magníficas piezas de joyería elaboradas con oro y diamantes; la silenciosa y digna pareja se dirige hacia el centro del local donde se encuentra una pista de baile vacía, al lado de la cual una orquesta interpreta un tango. Cuando llegan al punto adecuado ambos se acomodan para dar inicio a su danza captando las miradas de todos los presentes, quienes a continuación tienen la oportunidad de admirar la extraordinaria ejecución, con gran maestría y pasión, de una coreografía de tango. Lo interesante es que tal espectáculo no ha sido planeado por el bienquisto comedor, de modo que aquellos bailarines que han mostrado habilidades profesionales siendo largamente aplaudidos al final de la pieza, son tan solo un par de enamorados que seguramente han decidido festejar algún aniversario durante aquella velada.

Tal anécdota me fue narrada por mi padre, quien era uno de los comensales que presenció la asombrosa danza en uno de sus múltiples viajes a Sudamérica. Sin embargo aquella escena hubiese sido impensable e incluso imposible en los inicios del tango allá por la segunda mitad del siglo XIX, cuando este ritmo era considerado como la música del bajo mundo, apta únicamente para los facinerosos y las “alegres damitas de la noche”.

Dejando un poco de lado la eterna discusión sobre el lugar geográfico que vio nacer al tango -debido a que este es disputado tanto por Argentina como por Uruguay-, remontémonos a aquellos días en los que se trataba de una música poco conocida que luchaba por hacerse un lugar en los gustos de alguien. Habiéndose discutido en demasía sobre el verdadero origen del tango, se ha explicado que en realidad surgió –como tantos otros- de una mezcla de distintos géneros entre los que se encontraba la milonga, que le aportó la coreografía, el candombé el ritmo y la habanera que le proporcionó tanto las melodías sentimentales como la fuerza emotiva; cabe destacar también que la preferencia por los ritmos negros que se había presentado, particularmente en Argentina, desde 1870 estuvo estrechamente vinculada con el surgimiento del tango, ya que la gente escuchaba por entonces las guajiras flamencas y cubanas, los fandangos y los tangos flamenco o andaluz.

Diez años después, en 1880, se puede hablar de la aparición de los primeros tangos como El Queco, Señora casera, Al salir los nazarenos, Bartolo, El palmar, Dame la lata, El tero y Andáte a la recoleta –algunos de los nombres de los primeros tangos tuvieron que ser “adecentados” al momento de difundirse ya que se consideraban demasiado explícitos sobre temáticas de carácter sexual-, considerándose –en determinadas fuentes- a un tal Juan Pérez como el supuesto primer autor de este estilo musical; mientras que el baile presuntamente comenzó a desarrollarse en Cuba, antes que en Argentina, aunque fue en la capital de esta última donde se abrió paso hacia las salas de baile.

Continuando con la cuestión de la música, los grupos –duetos, trío y posteriormente cuartetos y quintetos- que ejecutaban su música en los prostíbulos y cafés de poca monta estaban por lo general conformados por una flauta, un violín y la guitarra, sumándose el bandoneón  y el contrabajo casi en los albores del siglo XX, recordándose en ciertos sitios que la primera de estas agrupaciones estuvo conformada por Sinforoso que se encargaba del clarinete y Casimiro Alcorta del violín; no obstante los músicos de tales equipos se veían en tan severas dificultades económicas que a veces tenían que improvisar algunos instrumentos empleando objetos de uso común como fueron los peines, los cuales eran convertidos en artefactos de viento –o aliento- gracias a la utilización de un trozo de papel de fumar, y con los que los hábiles sopladores eran capaces de llevar el ritmo durante la interpretación.  

Ahora bien, en la segunda parte del siglo XIX la ciudad de Buenos Aires albergaba a una gran cantidad de extranjeros –se dice que hasta el cincuenta por ciento de la población llegó a ser de tal origen- de modo que paupérrimos y solitarios hombres procedentes de España, Francia, Italia, Alemania, Polonia, etc., deambulaban por los arrabales bonaerenses, en donde por las noches buscaban la compañía de las jóvenes de la vida galante en lupanares y otros sitios de la misma calaña. Así, en tales salonsuchos buscaban el contacto físico con las féminas disponibles y una manera para lograrlo era bailando el tango, cuya coreografía implicaba la necesidad de una cercanía considerable entre los dos participantes, desbordándose así una efímera pasión durante la danza.

Estas características unidas con las primeras letras, las cuales lejos de consistir en hermosos y melancólicos poemas eran groseras referencias al acto sexual, encajonaron al tango como una música exclusiva de los individuos poco deseables que pululaban por la sociedad porteña; asimismo, poco podían hacer los músicos para incrementar el prestigio de sus melodías, ya que ellos mismos eran personas que contaban con escasa educación –musicalmente hablando eran absolutamente analfabetas- y medios económicos extremadamente limitados, lo cual se unía además a los constantes cambios a los que se veían sometidas tales agrupaciones, que se debían a su vez a la inestabilidad de sus empleos –los burdeles y cafés los contrataban a conveniencia, sin contrato- por lo que la consolidación era prácticamente imposible.

Pero poco a poco el tango fue progresando con grandes esfuerzos hasta que pudo considerarse como un arte musical, sobre todo con algunas composiciones como El talar (1893) creado por Prudencio Aragón, El enterriano(1897) de Rosendo Mendizábal, Don Juan (1898) compuesto por Ernesto Ponzio o El sargento Cabral (1899) de Manuel Campoamor; en este desarrollo, la improvisación tuvo un lugar especial, ya que muchas veces los intérpretes del tango modificaban las melodías o bien sin tener en claro lo que iban a tocar, se dejaban llevar por el ambiente y las notas creándose así infinidad de piezas que nunca llegaron a tener un nombre ni a registrarse en la memoria de los tangueros.

Por otro lado, los primeros tangos registrados por escrito muchas veces fueron acreditados no por el verdadero creador, sino por aquel músico que había tenido los conocimientos suficientes como para crear la partitura correspondiente, la cual era vendida por el plagiador con la finalidad de obtener algún dinero.

Pioneros en tan joven género fueron músicos como el Pardo Canevari, el Ciego Roseti, Gabino Navas o Gabino Gardizabal, además de algunos expertos en determinado instrumento como los flautistas Juan Firpo, Francisco Ramos o Lorenzo Capurro, el contrabajista Andrés Espinosa o los bandoneonistas Domingo Santa Cruz, Pedro Ávila o el Pardo Sebastián, entre muchos otros.

A pesar de tan escabrosos inicios, el tango logró abrirse paso hasta llegar a ser un arte consistente en poesía, música y baile que conquistó al público de todos los estratos sociales, llegando a tener adeptos en diversos países del mundo; sin embargo de tan azarosa travesía hablaremos con mayor detalle en la próxima entrega.

*Este par de artículos los dedico a mi sobrino Erick, quien disfruta del tango en las bellísimas tierras queretanas.

 

FUENTES:

 “Breve historia del Tango”. Aut. Andrés Carreto. Portal del Libro.    

“El tango, apunte histórico”. Aut. J. Alberto Mariñas. www.esto.es   

“El origen del tango”. www.oni.escuels.edu.ar   

 

   


El telón entre las tapas: Cuando la literatura visita Broadway

28 noviembre 2011

Garou como el Jorobado en el musical Notre Dame de Paris

Por: Patricia Díaz Terés

«Escribir teatro es el trabajo más difícil que más fácil parece».

Enrique Jardiel Poncela

Dijo el escritor francés Francis de Croisset que la lectura es aquel viaje que realizan quienes no pueden tomar el tren…Pero probablemente el literato no se refería exclusivamente al traslado meramente espacial que permite al individuo conocer los distintos lugares del mundo; sino que seguramente hablaba sobre esos viajes físicamente imposibles, los cuales requieren de un boleto tan magnífico que es gratuito, la imaginación, con la cual podemos ubicarnos en maravillosos mundos ficticios, épocas remotas o futuras, trayendo a la vez a la vida aquellos personajes a quienes sus creadores nos han permitido conocer a través de las páginas de cuentos, poemas y novelas.

Siendo el proceso de la escritura de un relato –que puede ser en prosa o verso- ya de por sí complejo, son solo algunos pocos elegidos quienes poseen la habilidad de colocar por escrito, y de manera tanto coherente –lo que depende del estilo- como bella, las historias observadas en su mente, teniendo sin embargo los autores –de novelas por ejemplo- la extraordinaria ventaja de no tener límites, pudiendo su creación tener una, dos o mil páginas –aunque desgraciadamente ningún talento puede asegurar la constancia del lector ni la edición del texto- en las que describen personajes y situaciones.

Mucho se ha dicho de la reticencia existente en las sociedades actuales hacia la lectura, tristemente una gran cantidad de jóvenes –y adultos- andan por la vida campantemente sin saber quiénes fueron Homero, Shakespeare, Alejandro Dumas, Víctor Hugo, Virginia Woolf, Arthur Conan Doyle o Lewis Carroll; y no es que esto sea una catástrofe en sí misma -cada quien puede ser feliz en su ignorancia-, pero sí resulta un tanto desalentador para los nuevos escritores.

No obstante hay otro grupo de escritores que se han dado a la titánica tarea de dar a conocer al público no aficionado a las letras, esas vastas y deliciosas obras de la literatura universal, aderezándolas con música y canciones, recreando la novela original en un libreto para teatro en el cual tienen que tomar la difícil decisión de dejar fuera cierto material que para el propósito escénico no resulta adecuado; y seleccionando la línea de acción más pertinente para la obra musical que están creando. En este sentido seguramente Dale Wasserman, el libretista de Man of La Mancha –adaptación nada menos que de El Quijote de Cervantes– se vio en complicada situación para adaptar la más grande obra de la literatura de habla hispana, para las poco más de dos horas que dura el montaje.

Partamos de momento de la literatura inglesa, cuna del escritor por excelencia, William Shakespeare. Si alguien le hubiese dicho a nuestros bisabuelos que Julieta iba a bailar con su Romeo en un escenario, a ritmo de música pop, mientras eran acechados por una dama vestida de blanco que interpreta a la muerte -cuyos extravagantes movimientos de danza contemporánea logran a la perfección su escalofriante propósito-, a la vez que los Montesco –caracterizados por el color azul- y los Capuleto –vestidos de rojo- se enfrentaban en un dancístico duelo; seguramente nos hubieran calificado como irreverentes o algo similar. No obstante, este montaje estrenado en París en 2001 con el nombre Romeo et Juliette, de la Haine à l’Amour, con música y letra de Gérard Presgurvic, es una novedosa propuesta que contiene una de las canciones más famosas de los últimos tiempos, Les Rois du Monde, escuchada con frecuencia en la radio o en las fiestas –especialmente en las de 15 años-.

De igual manera, otros montajes de esta trágica obra han sido aún más libres como es el caso de West Side Story (1957) en la que en lugar de dos poderosas familias de Verona, se trata de dos agresivas pandillas neoyorquinas las que quieren separar a los amantes. Otras adaptaciones “shakespearianas” han sido las estrambóticas Rockabye Hamlet (1976) y Hamlet Cha-cha-cha (1987), así como Return to the Forbidden Planet (1989) basada en La Tempestad (1611).

Continuando con la literatura británica podemos mencionar a Oscar Wilde, cuyas creaciones han sido una buena fuente de inspiración para guionistas como Anne Croswell, quien logró adaptar adecuadamente La importancia de llamarse Ernesto (1895) al musical Ernest in Love (1960); o para la obra independiente Canterville Ghost (2000) producida por Across the Bridge Theatricals. Tenemos también a Charles Dickens, cuya novela Oliver Twist (1837) se transformó también en 1960 en el exitoso musical Oliver!, cuya “ventaja” sobre el libro es haber simplificado a los personajes, logrando que el público se involucrase con mayor facilidad en la historia. En tan notable como particular lista puede incluirse también a Sir Arthur Conan Doyle, cuyos inmortales personajes, fueron llevados al escenario de los musicales en Sherlock Holmes, The Musical (1988), escrito por Leslie Bricusse, inventando este a una supuesta hija –de nombre Bella– del archienemigo de Holmes -el profesor Moriarty- cuyo odio por el detective es aún más encarnizado que el de su propio progenitor. 

Por su parte, los franceses como Alejandro Dumas (padre e hijo), han sido la inspiración para musicales como The Count (2006), producción de Creative Ventures escrita por Paul Nasto y David Whitehead, quienes se basaron en El Conde de Montecristo (1844) del jefe de la familia Dumas; o The Three Musketeers (2009) una producción coreana basada en el trabajo de Michal David (música) y Lou Fananek Hagen (libreto), que lograron adaptar Los tres mosqueteros (1844). Por su lado Victor Hugo ha propiciado el surgimiento de obras increíbles entre las cuales destaca Notre Dame de Paris (1998) –basado en Nuestra Señora de París (1831)- en la que las letras de Luc Plamandon, la música de Richard Cocciante y el fabuloso trabajo de cantantes y actores como Garou, Hélène Ségara, Daniel Lavoie o Bruno Pelletier, transportan al público al París del Renacimiento con hermosas canciones, dejándole comprender perfectamente el carácter y situación de cada uno de los personajes.

Mención aparte merece Les Misérables (1980) -basado en la historia homónima (1862) de Victor Hugo-, cuyo trabajo musical realizado por Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg ha logrado cautivar al público de todo el mundo, dejando en la memoria colectiva canciones como I Dreamed a Dream, One Day More o Eponine’s Errand, siendo una de las puestas en escena con mayor duración en los famosos escenarios del West End de Londres y el neoyorquino Broadway.

Los clásicos de terror por su parte, no han estado exentos de estas llamativas adaptaciones, encontrándonos así con El extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde (1886) de Robert Louis Stevenson que dio lugar a Jekyll & Hyde (1990), escrita por Leslie Bricusse; o con Drácula (1897) de Bram Stoker,  queha sido objeto de adaptaciones un tanto estrambóticas como Dracula: Sex, Blood and Rock N’Roll de Julia Gregory o la más “formal” e impactante Dracula, The Musical (2004) realizada por Des McAnuff, Christopher Hampton y Don Black. Cabe mencionar también a Frankenstein o el Prometeo moderno (1818), de Mary Shelley, cuya adaptación argentina Frankenstein, el musical de un alma perdida, escrita por Tiki Lovera y Gustavo Arduini ha sido gratamente aceptada, así como la producción de Broadway Frankenstein, The Musical (2007), la cual no fue bien recibida por la crítica pero aclamada por el público, surgiendo verdaderos fanáticos de la adaptación de Gary P. Cohen.

Dejando aún en el tintero infinidad de obras de la literatura adaptadas como musicales, es posible decir que no importa si se ha tratado de espectaculares producciones u obras universitarias o de teatro independiente, los clásicos siguen y seguirán inspirando a los libretistas del teatro musical, ya que como decía la escritora francesa conocida como Colette: “Escribir solamente conduce a escribir más”.

*Este artículo lo dedico a mi gran amigo Sergio Álvarez, guionista y director de teatro musical, quien se ha dado a la tarea de impulsar este género en la ciudad de Puebla.

PARA CONOCER:

Frankenstein, el musical de un alma perdida: http://www.youtube.com/watch?v=lWDGWvm6_0M

Jekyll & Hyde en el montaje protagonizado por David Hasselhoff: http://www.youtube.com/watch?v=H1Pyjw_ZnD8&feature=related

Los Miserables. Montaje mexicano: http://www.youtube.com/watch?v=H8hJTRucL3A

Notre Dame de Paris: http://www.youtube.com/watch?v=aBXeXBpTVOk

Romeo et Juliette: http://www.youtube.com/watch?v=yJ6UMyOKyBc

Sherlock Holmes The Musical: http://www.youtube.com/watch?v=eN_y0E9j8T8

The Count of Montecristo. Montaje de Ithaca College. Escrito por Brett Boles: http://www.youtube.com/watch?v=VPXOwW0B0CQ

FUENTES:

“Shakespeare on Broadway: From play to book”. Aut. Paula Pina. IV Congresso Internacional da Associaçao Portuguesa de literatura comparada.

“Give our regards to Broadway: 10 best books turned musicals”. Aut. Sarah Cahill. www.wordandfilm.com. Julio, 2011.

“Ernest on Stage: Louis Edmonds Plays Wilde”.  www.darkshadowsonline.com

“Frankenstein, el musical que faltaba”. Aut. Susana Freire. www.lanacion.com.ar

“Les Misérables, Starmania, Notre Dame de Paris”. Aut. Olivier Marteau. www.francomix.com. Oct. 2006

“Andrew Lloyd Webber: Career Details”. http://encyclopedia.jrank.org  

“Julia Gregory”. ConnotationPress.com

www.cantervilleghost.com

www.frankensteinthemusical.com

www.frankwildhorn.com

www.guidetomusicaltheatre.com  

www.musicalthreemusketeers.com  

www.paulnasto.com  


Una discretísima leyenda: Carlos Gardel

19 noviembre 2011

Carlos Gardel

Por: Patricia Díaz Terés

“El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria”.

Ernesto Sabato

Cuando nos enfrentamos a las biografías de célebres personajes, normalmente resulta un tanto “sencillo” describir la existencia del personaje en cuestión, es decir, una persona debe forzosamente haber nacido en un lugar y tiempo determinado, encauzándose posteriormente su vida de acuerdo a los caprichos e intenciones del tan temido –y para algunos dudoso- destino.

Pero sin duda nos encontramos con una personalidad interesante, cuando sobre el famoso en cuestión ni siquiera pueden establecerse con absoluta certeza hechos tan básicos como sitio y fecha de nacimiento; y es por eso que he decidido adentrarme en tan resbaladizo terreno para hablar sobre un hombre que se transformó en la encarnación misma de un tipo de música, el maravilloso tango, me refiero por supuesto al gran Carlos Gardel –también conocido como Zorzal Criollo, Francesito, Morocho del Abasto o Mudo-.

Toulouse (Francia), Tacuarembó y Montevideo (Uruguay) o alguna indeterminada ciudad de Argentina –e incluso Italia– se han citado como los lugares de nacimiento del Zorzal Criollo, estableciéndose su venida al mundo tanto en 1887, 1890 o entre 1881 y 1887; de igual forma los nombres de sus padres son casi tan variados como las condiciones geográficas y temporales de su alumbramiento, de modo que pudo o no haber sido hijo de una mujer llamada Berthe Gardés –aunque este nombre se repite casi siempre en la historia, tanto como madre biológica como “adoptiva”, también han aparecido otros como Manuela Bentos de Mora, María Leila Oliva (en este caso específico su padre sería el coronel Carlos Escayola) o Tomasa Leguisamo– y un hombre tal vez un médico –o viajante de comercio, según la versión- de Toulouse de nombre Paul Laserre –o Lasarre-.

Como hasta para los más avezados investigadores el esfuerzo por clarificar tan elementales hechos ha sido infructuoso, elegiremos para nuestro propósito inmediato la versión que establece a Gardel como hijo de una humilde mujer francesa –Berthe– dedicada a los quehaceres domésticos ajenos, quien en circunstancias desconocidas tuvo un hijo al que nombró como Charles Romuald Gardés; y quien viéndose en penosas condiciones decidió emigrar hacia Argentina en 1893, declarándose al entrar en el país americano como viuda y no como madre soltera.

De esta manera, llegó a trabajar con el matrimonio formado por Anaix Beaux y Fortunato Muñiz, quienes habían establecido un taller de lavado y planchado donde la inmigrante podría trabajar para dar de comer a su hijo. Sin contar con medios económicos que le permitiesen una vida tranquila, la trabajadora madre consiguió vivienda en los barrios pobres de Buenos Aires, inscribiendo a su pequeño en el Colegio Salesiano de Artes y Oficios Pio IX, para que posteriormente concluyera sus estudios en el colegio San Estanislao. Se reconoce por ese entonces a Carlos por ser un muchachito simpático y alegre –aunque a veces irascible-, quien huía despavorido ante el trabajo pesado y que prefería ganarse unas cuantas monedas cantando en las esquinas –también el historiador Tabaré de Paula (quien asegura que Gardel nació en Argentina y se crió en un orfelinato) menciona que pasó parte de su juventud en la cárcel de Ushuaia, versión que no dista de aquella que explica una detención del entonces Gardés, en Florencia Varela, por hallarse en un prostíbulo siendo menor de edad-.

No obstante, su tortuosa adolescencia no se contrapone con lo que aquí nos compete, el Gardel cantor, amante del tango y de la música; como tal, el chico comenzó a cantar en algunos cafés pequeños como el O’Rondemman o el bar Anchorena, aprendiendo las bases de la expresión vocal y la ejecución de la guitarra de los llamados payadores -que eran una especie de juglares que rondaban por los circos y los escenarios de dudosa fama-, mientras se ganaba el sustento con cuanto oficio podía desempeñar como relojero, tipógrafo o utilero y escenógrafo en teatros –como el Victoria-, trabajo este último que le fue procurado por Luis GiglionePatasanta”.

Fue con este escenario cuando su vida dio un giro al cantar con José Razzano en el café El Pelado, presentándose después como dueto en varios lugares hasta que alguien los contactó para que actuaran en el cabaret Armenonville (1913), donde se reunían intelectuales y artistas, cuyo dueño les ofreció contrato en cuanto concluyó el concierto, siendo esto probablemente lo que les permitiese realizar una gira en 1915 por varias localidades argentinas, así como la capital uruguaya y Río de Janeiro. Al concluir estos viajes, Razzano consideró oportuno unir al grupo al guitarrista José Ricardo.

Por esos entonces, el tango era una música instrumental, pero ya varios compositores habían vislumbrado la posibilidad de incluir letras a tan hermosas melodías, como fue el caso de Pascual Contursi, quien elaboró un texto para el tango Lita de Samuel Castriota. De este modo el escritor se acercó al dueto logrando interesar a Gardel –quien ya para entonces había modificado su apellido- pero sin que este se atreviese aún a llevar a cabo la incursión en el tango cantado; en este sentido Carlos y José decidieron probar suerte con la canción en pequeñas reuniones y, observando el entusiasmo de su auditorio, la incluyeron en el programa que presentaron en el teatro Esmeralda de Buenos Aires en 1917, bajo el nombre de Mi noche triste, con la cual conquistaron al público de inmediato, por lo que optaron por componer una obra propia a la cual titularon Mon Bijoi o Medallita de la suerte.

Sin querer encasillarse en una sola rama artística, el Zorzal Criollo decidió incursionar en el séptimo arte con la cinta Flor de durazno (1917) –con el paso del tiempo recibiría una oferta de la Paramount Pictures Corporation y filmaría Luces de Buenos Aires, Espérame, La casa es seria y Melodías de arrabal, El tango en Broadway y Cazadores de estrellas, entre otras-, encontrando un lugar cada vez más estable en el gusto de la gente.

Para mediados de la década de los 20 marchó con rumbo a Europa solo, teniendo que dejar en su tierra a Razzano porque este sufría una grave enfermedad en la garganta que le impedía cantar y que le obligó a truncar su carrera. Las actuaciones de Gardel en el Viejo Continente fueron todo un éxito, pudiéndose mencionar su intervención en el teatro Apolo de Madrid y el teatro Goya en Barcelona; lanzándose en 1934 a la conquista de Norteamérica, consiguiendo presentaciones en ciudades tan importantes como Nueva York. Consolidado ya como uno de los más grandes artistas argentinos del momento –aunque después su leyenda ganó su merecido lugar junto a personajes como Enrico Caruso-, decidió realizar una gira por Centroamérica visitando Puerto Rico, Venezuela, Aruba, Curaçao y Colombia, donde falleció en un accidente aéreo en Medellín el 24 de junio de 1935.

Siendo muy variadas las cualidades –y defectos- del Francesito, una característica que lo acompaña inseparablemente es su “desconcertante” soltería –la cual más bien se explica con una extraordinaria discreción del caballero con respecto a sus relaciones con las féminas, cuyos constantes acercamientos (y a veces acosos) le aburrían sobremanera-, achacándosele muchos romances con damas como Sally de Wakefield o Mona Marís y distinguiéndose de entre todas ellas Isabel del Valle –veinte años menor que él-, quien siempre juró y perjuró haber sido el único amor en la vida de Carlos –aunque curiosamente él escribió varias cartas refiriéndole a sus amigos más allegados su intención de concluir aquella relación por cualquier medio posible-.

Hombre discreto y misterioso, centro de una leyenda que no tiene parangón en toda Sudamérica, Carlos Gardel ha encontrado un sitio en el corazón de millones de personas quienes al escuchar un tango, aún cuando no sea su intérprete el Morocho de Alabastro, llega a su mente la imagen de ese artista de amable sonrisa cuya vida tuvo un poco de lo que Rainer Maria Rilke expresó con estas palabras: “La fama es la suma de los malentendidos que se reúnen alrededor de un hombre”.

PARA CONOCER:

Por una cabeza: http://www.youtube.com/watch?v=8dStp5hq294

Mi noche triste: http://www.youtube.com/watch?v=unCNiSctk7A&feature=related

 

FUENTES:

“Carlos Gardel: Misterio por desentrañar”. Aut. Mariana Vilnitzky. Revista Historia y vida no. 447.

“Cómo fue la vida amorosa de Carlos Gardel”. Aut. Ricardo Ostuni. Revista Club de tango no. 7 y 8. Septiembre 1993 y marzo 1994.

“Un artículo sobre la ascendencia italiana de Carlos Gardel reabra la polémica sobre sus orígenes”.  EFE. www.elmundo.es 22 de Julio 2003

“Carlos Gardel”. Aut. Pablo Taboada. www.investigaciontango.com  

“Carlos Gardel en imágenes”. Aut. Roberto Daus. www.gardelweb.com

“Carlos Gardel”. http://www.argentina.ar

“Carlos Gardel”. www.biografiasyvidas.com


No llores por Evita, Argentina II

11 julio 2011

Evita Perón

Por: Patricia Díaz Terés

 “El carácter es la fuerza sorda y constante de la voluntad”.

Henri-Dominique Lacordaire

Madre, compañera, esposa, política… Muchos fueron los roles desempeñados a lo largo de su vida por María Eva Duarte, mejor conocida por el mundo como Evita Perón, quien durante toda su existencia sintió un llamado irresistible para trabajar en favor de los más necesitados.

Pero siempre, en toda historia, existe un punto en el cual el protagonista abandona sus intenciones iniciales para dar un giro a sus acciones y encontrar de frente al destino, que lo espera con los brazos abiertos. Este momento en la historia de Eva se dio en 1944 al conocer al político Juan Domingo Perón.

Ahora bien, acerca de este mítico encuentro ubicamos varias versiones. La más sencilla explica que Eva y Juan se conocieron en un evento de beneficencia realizado aquel 22 de enero en el salón Luna Park, cuyo propósito era reunir fondos para todos los argentinos perjudicados por el gran terremoto sucedido en la provincia de San Juan –donde murieron 7 mil personas- algunos días antes. En este sentido hallamos otros dos relatos, uno de los cuales especifica que Duarte y Perón se encontraron en la fiesta, sin dar mayores especificaciones al respecto; mientras que, otra historia un poco más “escandalosa” indica que el coronel iba acompañado por la bella actriz Libertad Lamarque, pero siendo poderosamente llamada su atención por la hermosa Eva; de esta manera Lamarque dejó un momento su asiento, instante que Perón aprovechó para llamar a Duarte a su mesa. Al querer regresar la primera dama a su lugar y observar lo sucedido, prefirió marcharse del evento, eso sí, echa una verdadera furia ante el desprecio del militar.

Pero también hay otra versión mucho más conservadora del acontecimiento –presuntamente narrada por el propio Perón-, de acuerdo con la cual el coronel invitó a varios artistas para obtener ideas y ayudar a los damnificados de San Juan; entre el grupo se encontraba Eva Duarte, siendo ella la única con la opinión de que no era necesario ofrecer un espectáculo para poder recaudar fondos, sino que la gente debía dar el donativo sin recibir nada a cambio. Al militar le agradó la idea y pidió a la dama que fuera ella quien se encargase de la organización del festival en el Luna Park. Al concluir la reunión Juan Domingo, le ofreció que colaborara también en la Secretaría de Trabajo y Previsión –ella aceptó una semana más tarde-.

Sea como fuere, lo cierto es que tras la fiesta, Perón y Duarte se unieron cada vez más hasta transformarse en amantes, ante la indignación creciente de los compañeros de milicia del político; sin embargo, no fue una gran pasión lo que unió a estas dos almas, sino su firme intención de ayudar a la gente más necesitada de Argentina.

Ahora bien, mientras esto sucedía, Eva no dejaba su trabajo ante las cámaras, habiendo obtenido un buen papel –se dice que por intervención de Perón– en la cinta La cabalgata del circo (1945) que tenía a Libertad Lamarque como protagonista; esta filmación estuvo llena de inconvenientes generados por Duarte ya que siempre llegaba tarde a las grabaciones, hecho que crispaba los nervios de la actriz principal, quien un día llegó a disponerse a abandonar el set en el momento en que Eva entraba por la puerta, esto generó una discusión descomunal, tras la cual el odio entre las dos quedó grabado en piedra.

No obstante, la verdadera batalla no estaba en el medio del séptimo arte, sino en el complejo e intrincado mundo político, donde Eva era odiada por la mayoría de los colegas de Juan Domingo –quien era a la sazón viudo-; poco hubiese importado sin embargo la opinión de todo el país, ya que el coronel –con gran visión- captó en su flamante novia un potencial para su causa social, de la cual ambos estaban absolutamente convencidos… y no se equivocó.

En ese entonces Perón ya tenía la vicepresidencia del país, junto con otros cargos en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y en el Ministerio de Guerra; mientras Eva fungía como presidenta de la Agrupación Radial Argentina, que tenía fines solidarios. Habiendo comenzado a “salir oficialmente” como pareja el 9 de julio de 1945, Eva y Juan se casaron por la iglesia el 10 de diciembre de 1945 –después de que el 17 de octubre Duarte tuviese una activa participación en la marcha que clamó por la liberación de Perón, quien había sido encerrado en la isla Martín García– en Ciudad de la Plata. Así, tras un breve descanso, juntos emprendieron la Marcha del Descamisado, un acto proselitista en el cual por primera vez la esposa de un candidato acompañaba a su marido.

A partir de entonces surge Evita y con las palabras de la propia señora Perón: “Cuando elegí ser Evita sé que elegí el camino de mi pueblo”, fue entonces cuando comenzó a trabajar arduamente por mejorar las condiciones de empleo, salud y vivienda de su gente. El 4 de junio de 1946, Perón logró su cometido y se sentó en la silla presidencial, iniciando políticas gubernamentales de orden social apegadas a la Doctrina Social de la Iglesia; la Dama de la Esperanza se entrega entonces por completo a su pueblo, teniendo jornadas de 13 o 14 horas en las cuales a duras penas paraba un instante para comer algo.

Perón decidió entonces mandarla en una misión diplomática por Europa –en junio de 1947 y en la cual visitó España, Italia y Portugal, entre otros; concluyendo en Brasil y Uruguay-, en la que ella tenía como cometido personal aprender de las políticas sociales europeas –terminando decepcionada de ellas-, en este tiempo recibió un gran número de condecoraciones como la Gran Cruz de Isabel la Católica de manos del líder español Francisco Franco –con quien tenía una mutua antipatía-. Además en su visita al Vaticano tuvo a bien dejar esperando a S.S. Pío XII durante media hora, quejándose después del frío recibimiento que obtuvo –sin embargo el Papa le regaló un rosario de oro que Evita conservó hasta su muerte.

Habiendo fundado hospitales, hogares para enfermos, niños y madres solteras –todo esto a través de la Fundación Eva Perón-, luchó por los derechos de los ancianos logrando que se promulgase el Decálogo de los Derechos de la Ancianidad en 1948. De igual manera, convencida plenamente de la labor de su esposo, creó el Partido Peronista Femenil en 1949. Para este tiempo toda Argentina amaba a Evita, quien siendo una dama de carácter fuerte y franco, no temía enfrentarse con aquellos que continuamente atacaban o menospreciaban su labor. Su punto culminante llegó cuando el pueblo le pidió a gritos que aceptara la candidatura a la vicepresidencia, cuando Perón se propusiera nuevamente como jefe del Ejecutivo; sin embargo, después de un enternecedor discurso en el cual dejó a la gente –había 2 millones de personas presentes- convencida de que aceptaría, renunció a la perspectiva el 31 de agosto de 1951.

El país quedó atónito ante la declinación de la señora, lo que no sabían es que ella libraba ya una batalla imposible de ganar contra el cáncer. Así la que fuese nombrada en 1952 como Jefa Espiritual de la Nación –el peronismo se convirtió en una suerte de religión en la Argentina de esta época-, sucumbió a la enfermedad el 26 de julio de 1952. Tras su muerte el peronismo perdió a su principal figura, el pueblo perdió una madre y Perón perdió al amor de su vida; sin embargo, la lucha no concluyó aquí, ya que la importancia de Evita solo aumentó tras su deceso, hecho que enfureció a sus detractores, por lo que se orquestó el secuestro de los restos, los cuales fueron transportados de modo inclemente y en ultrajantes circunstancias por varios lugares, siendo incluso trasladados a Italia bajo un falso nombre. Evita solo pudo descansar en paz hasta 1976 –en 1974 había fallecido Juan Domingo-, cuando ambos encontraron juntos su eterno reposo en el Cementerio de la Recoleta en la ciudad de Buenos Aires, cumpliéndose en ellos las palabras José Martí: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”. 

Para conocer:

“Don’t cry for me Argentina” del filme Evita (1996): http://www.youtube.com/watch?v=OniIQSH66jw

FUENTES:

“Llamadme Evita” Aut. Carmen Llorca. Ed. Planeta. España, 1980.

“La razón de mi vida”. Aut. Eva Perón. Ed. Pax. S/A.   

“Eva Perón”. Aut. María Sáenz Quesada. Revista Viva las 10 Argentinas. La Argentina. Historia del país y su gente.

 “Eva Perón”. Aut. María Cecilia Alegre. www.webmujeractual.com   

“Ser Evita”. Aut. Noemí Castiñeiras. www.evitaperon.org  

“Eva Perón”. Aut. Pablo A. Vázquez. www.galeon.com