“El secreto de las películas es que son una ilusión”.
George Lucas
Cuando hacemos referencia a los inicios del cine, inmediatamente nos vienen a la mente las imágenes en blanco y negro que mostraban aquellas escenas cotidianas que los hermanos Auguste Marie Louis Nicolas Lumière y Louis Jean Lumière comenzaron a mostrar a los estupefactos espectadores de finales del siglo XIX a partir de aquel 22 de marzo de 1895 –meses antes de la fecha oficial de la primera proyección cinematográfica comercial, del mismo filme, el 28 de diciembre de 1895-cuando, en el Salón Indio del Gran Café, exhibieron La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir (Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir) durante una reunión de la Société d’Encouragement à l’Industrie Nacional en París.
Entre los asistentes a esa famosa demostración se encontraban León Gaumont –dueño de la L. Gaumont et Compagnie (en adelante LGC)- y su secretaria Alice Guy –ambos se habían conocido cuando trabajaban en la Comptoir Général de Photographie (Compañía General de Fotografía)- quien vivió ese momento único en el que su existencia cambió para siempre.
Alice Ida Antoinette Guy nació en un antiguo suburbio de París conocido como Saint-Mandé el 1 de julio de 1873. Hija de un par de editores, su padre tenía algunas librerías en las ciudades chilenas de Santiago y Valparaíso, por lo que la familia estaba en constante movimiento. Tras el nacimiento de Alice, la madre decidió que sería mejor colocar a su hija –la menor de cinco hermanos- con sus abuelos que residían en Suiza, mientras ella alcanzaba a su marido al otro lado del Atlántico.
A los tres años Alice se reunió con sus padres en Chile y un año después conocería a sus hermanos mayores en la capital francesa. Aunque no se sabe mucho del ambiente familiar de los Guy, sí se conoce que el padre no le tenía mucho afecto a la pequeña, puesto que siempre dudó que fuese en verdad hija suya.
Algunas desgracias asolaron a la familia durante la adolescencia de Alice, pues el negocio familiar en Chile quebró y poco después su hermano de 17 años falleció, seguido en este camino por su padre en breve tiempo. De este modo, la situación de madame Guy se vio muy comprometida y fue cuando la jovencita decidió comenzar a estudiar taquigrafía y mecanografía para trabajar y ayudar a su madre.
La avispada chica de veintiún años consiguió entonces un trabajo en la Compañía General de Fotografía, comenzando entonces a familiarizarse con los aspectos técnicos de la fotografía, antecedente directo del cine. Así, cuando las imágenes en movimiento de los Lumière llegaron a sus ojos, de inmediato supo que esa técnica sería un medio fabuloso para contar las historias que ella había amado desde niña, recibidas a través de la literatura.
Seguramente fueron muchas las conversaciones sostenidas por Alice y León, hasta que este último accedió a que la muchacha utilizara los aparatos patentados por su compañía para realizar películas, ya que la ilusión de la fémina era contar historias –sueño compartido por un contemporáneo de nombre Georges Méliès, cuya famosa cinta Viaje a la Luna (Voyage dans la Lune, 1902) es un referente ineludible en la historia del cine- a través de las imágenes y no únicamente realizar el registro breve de actividades cotidianas como se habían dedicado a hacer los famosos hermanos-. Después de mucho esfuerzo por parte de Guy, Gaumont accedió a que su secretaria utilizara ese “juguete para niñas” e hiciese lo que quisiese con él, siempre y cuando esta actividad la realizase fuera de su horario de trabajo.
Fue entonces como Alice hizo la primera película de ficción de la historia El hada de los repollos (La fée aux choux, 1896), adelantándosele tan solo unas pocas semanas a Georges Méliès, a quien, en los anales de la historia del cine, se le atribuyó el logro de Alice por la realización de su película Desaparición de una dama en el teatro Robert-Houdin (Escamotage d’une dame au théâtre Robert-Houdin, The Vanishing Lady, 1896).
Localizando el talento de Alice –mas no reconociéndolo, ni siquiera cuando escribió la historia de su empresa- Gaumont decidió crear una división de producción cinematográfica en su empresa y colocó a su antigua secretaria al frente. Lo que obtuvo fue una producción continua de filmes creativos y naturales –pues Alice siempre prefirió los exteriores antes que los decorados de piedra cartón-, produciendo tan solo entre 1902 y 1907 cien fonoesferas, es decir, películas rodadas para el conógrafo, un aparato que sincronizaba sonido e imagen de manera rudimentaria, trabajo en el que, sin intención, la cineasta creó el primer videoclip de la historia con El verdadero Jiu-Jitsu (Le vrai Jiu-Jitsu, 1905); así como la primera superproducción de la historia con El nacimiento, la vida y la muerte de Cristo (La Naissance, la vie et la mort du Christ, 1906), que duró alrededor de 30 minutos y ocupó 300 extras y 25 decorados que alternaban con los exteriores captados en el bosque de Fontainebleau.
Enamorada del cine, en marzo de 1907 se casó con el camarógrafo Herbert Blaché (también encontrado como Blanché) quien había estado encargado de los estudios de la compañía de Gaumont en Inglaterra y Alemania. El potencial de esta unión fue captado por el hábil León Gaumont, quien decidió enviarlos a los Estados Unidos para abrir paso a su compañía en el territorio americano.
En estos años Alice tuvo a sus hijos Simone y Reginald, dedicándose así la dama un tiempo a la familia. Pero el espíritu creativo se inquietó en su interior, por lo que decidió iniciar su propia compañía cinematográfica a la que llamó Solax Company –después dirigió la Film Supply Company-, la cual, entre 1910 y 1914, produjo 325 películas de todos los géneros –western, ciencia ficción, comedias y dramas-, que en gran parte fueron distribuidas por la Metro Goldwyn Mayer e incluían una fina utilización de los efectos especiales de la época, ya que nuestra protagonista se las ingenió para utilizar técnicas como la doble exposición del negativo (La Navidad de Pierrot), el retoque, la cámara lenta y rápida, así como el movimiento hacia atrás (Una casa demolida y reconstruida), al tiempo que produjo las primeras películas a color.
Entre las más de mil películas que tiene en su haber, hay algunas que destacan por su visión de vanguardia como Un tonto y su dinero (A Fool and his Money, 1912), cuyo elenco, mucho antes de la aparición de cintas como Pantera Negra (Black Panther, 2018), estuvo formado en su totalidad por actores afroestadounidenses, retratando a este sector social, no como marginado, sino con condiciones sociales iguales a las de los blancos. También incursionó en la crítica social al rodar varios filmes en los cuales los roles masculino y femenino de principios del siglo XX se invertían, como es el caso de sus películas Los resultados del feminismo (Les resultants du feminisme, 1906) o En el año 2000 (In the Year 2000, 1912).
Y mientras Alice iba imparable de un filme al siguiente, su esposo iba, también imparable, de una deuda a la siguiente, hecho que provocó que la economía compartida del matrimonio se resquebrajara irremisiblemente, situación que se vio además reforzada por la cobarde huida del deudor marido con una bella actriz de Hollywood, dejando a Alice avergonzada y hundida en deudas en 1919.
Siendo una mujer sensata, y teniendo ya encima la amenaza apabullante del desarrollo de los estudios hollywoodenses, Alice Guy-Blaché en 1922 decidió vender sus casas productoras y regresar, junto con sus hijos, a su hogar en París, lugar donde esperaba volver a ejercer su pasión.
Pero los estudios parisinos tenían otros planes, y dentro de ellos no figuraba una mujer cineasta venida del otro lado del Atlántico a quien ni siquiera su propio exjefe le había reconocido su trabajo. Tras muchos intentos Alice decidió dedicarse a dar conferencias sobre la historia del cine en diversas universidades, tarea que complementó con la escritura de cuentos para niños, viviendo con su hija Simone –quien estaba empleada en el servicio diplomático- a partir de 1940.
Con el tiempo la producción de Alice fue tomada en cuenta y su empeño fue reconocido cuando el gobierno francés le otorgó la Legión de Honor en 1953, al tiempo que Louis Gaumont, hijo de León, organizó para ella un homenaje en la Cinemateca Francesa en 1957.
Al paso de los años, la nostalgia se apoderó de ella, por lo que decidió que era necesario rescatar su obra, y en 1964, en compañía de sus hijos, hizo un viaje a Estados Unidos para reunir las copias que hallase de sus películas. Gran decepción se llevó al visitar entonces la Biblioteca del Congreso, cinetecas y archivos cinematográficos, y no encontrar casi ninguna de sus obras, y además, al hurgar un poco más entre las cintas, descubrir que otros (normalmente los directores de fotografía de los filmes) se habían adjudicado su trabajo, hecho que seguramente la enfureció y entristeció a la par.
Alice Guy-Blaché, primera cineasta del mundo, murió tranquila y anónimamente en un asilo de Mahwah, Nueva Jersey a los 94 o 95 años, siendo rescatada la historia de tan extraordinaria dama por diversos autores y eventos artísticos como Victor Bachy, quien escribió su biografía o el Festival de Cine de Alcalá de Henares, en cuya edición de 2017 montó la exposición Hijas de Alice Guy en el Antiguo Hospital de Santa María la Rica, en la que se planteaba cómo hubiese sido la historia del cine sin las grandes omisiones sobre la participación de las mujeres en el desarrollo del séptimo arte.
Asimismo, en 2012 se estrenó el documental The Lost Garden: The Life and Cinema of Alice Guy-Blaché del director Marquise Lepage durante la IV edición del Festival del Cine y la Palabra (CiBRA) celebrado en La Puebla de Montalbán y Toledo (España), estableciéndose durante el evento el Premio Alice Guy. También a su rescate acudió el teatro a través de La Recua Teatro una compañía española que montó la obra Alice a la sombra de las maravillas, a cuyo estreno acudió la nieta de Alice, Régine Blaché.
Aún en espera de una justa reivindicación de su sitio en la historia del cine, la figura de Alice Guy sale poco a poco a la luz, en un mundo donde aquello que ella inició, se hace realidad en los millones de salas cinematográficas que exhiben miles de historias todos los días a lo largo y ancho del mundo.
FUENTES:
“Marginada por los hombres. Alice Guy: El olvido de la mujer que hizo posible la ficción en el cine”. Aut. Ángel Comas. Revista Atticus no. 40.
“Alice Guy Blaché, una visionaria perdida del cine”. Aut. Alison McMahan. Plot ediciones. 2008.
“Cómo el cine se olvidó de Alice Guy, la mujer que hizo (casi) todo antes que nadie”. Aut. Juan Sanguino. 13 de marzo 2017. http://www.revistavanityfair.es.
“Alice Guy Blaché, la pionera del cine sale del olvido”. Aut. Gregorio Belinchón. Madrid, 28 de marzo 2017. http://www.elpais.com.
“Alice guy-Blaché, pionera del cine”. Aut. Rick Deckard. 9 de marzo 2020. Universolumiere.blogspot.com en mundodoblaje.com.
“Alice Guy Blaché: Pionera de la narrativa cinematográfica, de la dirección de películas y de otras aplicaciones técnicas del cine”. Aut. Enrique Martínez Salanova Sánchez. http://www.educomunicacion.es.
“Alice Guy Blaché, la verdadera pionera del cine fue una mujer”. 4 de septiembre 2020. Proyectobohemia.com
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