Parte I
Por: Patricia Díaz Terés
“El lector puede ser considerado el personaje principal de la novela, en igualdad con el autor; sin él no se hace nada”.
Elsa Triolet
Cuando la imaginación del ser humano trabaja, crea mundos extraordinarios, los cuales normalmente son reflejados en alguna de las artes, las cuales se entremezclan y complementan para originar fantásticos resultados.
Una de las relaciones más fructíferas ha sido la del cine y la literatura, empleándose como base la una a la otra indistintamente, de tal suerte que casi todos hemos visto en alguna ocasión una película basada en un libro o bien un libro fundamentado en una película, pero ¿qué pasa cuando es el propio volumen literario el que protagoniza o interviene la trama?
Sin querer realizar aquí un examen exhaustivo de la historia del cine, he tomado una lista arbitraria de películas –que no están ordenadas de manera cronológica, ni por evaluación de calidad cinematográfica o de cualquier otra índole- que me servirán para ejemplificar el tema.
Comencemos entonces por los libros cuando son leídos. Ávidos consumidores de letras y magníficas bibliotecas aparecen en numerosas cintas, de tal forma podemos mencionar al personaje de Bella en la película La Bella y la Bestia (1991) de Disney en la cual nada satisface más a la valiente y soñadora protagonista que leer un hermoso cuento en el que el príncipe se case al final con la princesa; otra gran lectora es Elizabeth Bennet quien en la película Orgullo y prejuicio (2005) es interpretada por Keira Knightley, apareciendo numerosas veces en escena con algún volumen en la mano, cualidad que es alabada por su complicado y aparentemente adusto enamorado, Mr. Darcy (Matthew MacFadyen). Muy vinculada a esta última historia está el filme Tienes un e-mail (1998) en la que –si bien todos los personajes son lectores- la protagonista Kathleen Kelly (Meg Ryan) es una ferviente admiradora de la novela de Jane Austen, quien posee una librería infantil a la que quiere rescatar de la amenaza representada por Fox Books, una empresa librera dirigida por la familia del pragmático Joe Fox (Tom Hanks), siendo una comedia romántica bien podemos imaginar el final entre los dos supuestos enemigos. En esta sección no podemos dejar de mencionar al personaje de Hipatia de Alejandría (Rachel Weisz) en la cinta Ágora (2009), en la cual la joven y apasionada filósofa arriesga su propia vida para salvar a sus amados libros de la inminente destrucción de la famosa biblioteca egipcia.
Un tanto más secundarios –siendo lo secundario la actividad lectora- resultan personajes lectores como el profesor Friedrich Baher (Gabriel Byrne) de la cinta Mujercitas (1994) en la que en uno de sus diálogos el maestro alemán especifica que ha sido capaz de vender todas sus pertenencias, excepto sus amados libros, para conseguir un pasaje del Viejo Continente al Nuevo Mundo. Por su parte el detective William Somerset (Morgan Freeman) en el filme Seven, los siete pecados capitales (1995), tiene por costumbre dedicar un tiempo en la biblioteca para profundizar en la investigación de los crímenes que resuelve, tratando de transmitir esta sabia costumbre, a través de útiles recomendaciones literarias, a su joven e impulsivo compañero David Mills (Brad Pitt) quien opta por revisar las versiones resumidas y juveniles de los libros que le indica el veterano policía. En las comedias románticas los lectores no se quedan fuera, apareciendo por ejemplo en el remake de la película Sabrina (1995) en la persona del padre de la protagonista, Mr. Fairchild (John Wood), quien de acuerdo con las palabras de Sabrina (Julia Ormond), había elegido la profesión de chofer para tener tiempo para leer.
Caso curioso resulta el de la película El descanso (2006), en la cual se establece una singular relación –o manifiesta diferencias, según se vea- entre el mundo literario y el universo cinematográfico a través de la personalidad que exhiben los propios personajes. De esta manera, encontramos a Iris Simpkins (Kate Winslet), una periodista londinense devoradora de libros que decide intercambiar casas con una productora norteamericana de trailers cinematográficos, Amanda Woods (Cameron Díaz). En la cinta puede observarse cómo mientras la biblioteca de Iris no logra satisfacer a la novata lectora Woods, a quien vemos en el avión transportando una pila de bestsellers y relacionándose en suelo británico con el hermano de su anfitriona, el atractivo editor de libros Graham Simpkins (Jude Law); por su parte la impresionante colección de películas que posee Amanda hace las delicias de su visitante europea, a la vez que esta aprende de viva voz sobre el cine clásico gracias a la intervención de un veterano guionista, Arthur Abbot (Eli Wallach), y acerca de la música en las películas gracias al compositor Miles (Jack Black).
Pero regresando al recuento de los lectores, podemos mencionar a otros un tanto menos evidentes como Gandalf (Ian McKellen), Arwen (Liv Tyler) y Aragorn (Viggo Mortensen) en la saga de El Señor de los Anillos (2001-2003) dirigida por Peter Jackson a quienes en distintos momentos se les ubica concentrados en la lectura; también aparece, en la reciente La invención de Hugo Cabret (2011) el perspicaz personaje de Isabella (Chloë Grace Moretz), quien inicia al protagonista, Hugo Cabret (Asa Butterfield) en el apasionante mundo de los libros, regalándole ella misma su primer volumen. Asimismo se puede incluir al personaje de el Rastreador –The Tracker– (Max von Sydow) del filme Más allá de los sueños (1998), un sabio leedor que ayuda a Chris Nielsen (Robin Williams) para atravesar un dantesco infierno y recuperar a su amada esposa Annie (Annabella Sciorra). En este grupo –a pesar seguramente de muchas opiniones- hay que situar a los personajes de Edward Cullen (Robert Pattinson) e Isabella Swan (Kristen Stewart) de la saga tanto literaria como cinematográfica de Crepúsculo, ya que ambos se manifiestan como afectos a la literatura, sobre todo en el caso de Cullen a las piezas shakespearianas.
Ahora bien, por encima de todos estos cinematográficos aficionados a las letras encontramos a los personajes de la película Una pasión secreta (2008) –cuyo título original es The Reader– en la que es la relación entre una dama analfabeta, Hannah Schmitz (Kate Winslet) y un jovenzuelo, Michael Berg (David Kross y Ralph Fiennes), la que da vida a la película cuando la mujer otorga sus favores a un muchacho varios años menor a cambio de que lea para ella, estableciéndose una extraña “amistad”; cabe destacar Schmitz considera una vergüenza extrema que se conozca el hecho de su incapacidad para descifrar los textos, condición que está dispuesta a ocultar aun a costa de su propia vida.
Por otro lado, existen cintas en las que los libros forman parte activa de la trama, sin llegar todavía a ser los protagonistas. En este caso podemos situar a la saga de Harry Potter, la cual tiene a un personaje lector por excelencia: Hermione Granger. En esta serie de películas fantásticas, el personaje interpretado por Emma Watson obtiene comúnmente de los libros parte de la solución a los problemas: en La Piedra Filosofal (2001) consigue la referencia sobre esta mítica roca en su “lectura de esparcimiento”, en La Cámara Secreta (2002) localiza en la biblioteca la información sobre los basiliscos, mientras que en Las Reliquias de la Muerte (2010-2011) es justamente en un libro de cuentos infantiles, donde la inteligente Bruja encuentra la relación de los poderosos artefactos ansiados por el malvado Lord Voldemort (Ralph Fiennes) –podemos mencionar además la pequeña pero vital participación de Neville Longbottom (Matthew Lewis) en El Cáliz de Fuego (2005) en la cual su libro sobre botánica le da la clave para que Harry (Daniel Radcliffe) pueda superar una de las pruebas del Torneo de los Tres Magos; además de la intervención del libro sobre pociones mágicas perteneciente a Severus Snape (Alan Rickman) que cae en manos de Potter en El Príncipe Mestizo (2009)-.
Todavía ha quedado en el tintero la mejor parte, los libros como protagonistas de las películas, sobre lo cual hablaremos más extensamente en la próxima entrega de esta columna.
FUENTES: