La voluble y caprichosa ambición del poder: Madame Mao II

Yunhe

Yunhe

Parte II

Por: Patricia Díaz Terés

La vanidad hace siempre traición a nuestra prudencia y aun a nuestro interés”.

Jacinto Benavente

Li Yunhe, mejor conocida como Conejito en la Academia de Artes Experimentales, demostró su gusto por el desafío a las costumbres y reglas –incluso a la autoridad y en su propio detrimento – una vez más –pues en la escuela se había desatado los pies, en contra de la tradición, ganándose el apodo de Pies Liberados-, cuando, a sabiendas que era su hermoso cabello lo que le había permitido entrar en la compañía teatral de la institución, decide cortarlo para horror del director del grupo.

Sin embargo, para entonces la chica había logrado ya su objetivo y su insubordinación no fue castigada con una expulsión, de manera que, Yunhe pudo estudiar piezas teatrales antifeudales y tener contacto con los libros extranjeros, en los cuales aprendió sobre la individualidad de la persona; sin que le interesaran lo más mínimo los estrictos campos de las ciencias naturales o sociales. A ella la llamaba el escenario. A ella la llamaban las brillantes luces que destacarían su inolvidable actuación.

Pero antes de ver sus sueños hechos realidad, a la muchachita todavía le costaría bastante trabajo demostrar su valía, de modo que en ocasiones aceptó retos tácitos con tal de exhibir su coraje y determinación. Tal fue el caso de la estatua de Confucio. Resulta que en la academia estaba ubicada en la entrada una gran estatua del filósofo, misma que causaba terror a los estudiantes, particularmente por las noches, habiendo surgido con el tiempo un reto según el cual aquel que le quitase –a la media noche- al monumento un tocado que adornaba su cabeza, sería merecedor de un premio especial. Fue, por supuesto, nuestra obstinada protagonista quien logró completar la misión, para sorpresa de todos.

Durante un año la novel actriz interpretó papeles sencillos de mujeres maduras y graves, hasta que su carrera fue truncada por el cierre de la Academia en 1930, debido al retiro del subsidio. Sin un lugar específico al cual dirigirse, se unió a su amigo Wang Tingshu, viajando ambos a Pekín en busca de su antiguo profesor Wang Bosheng, cuya labor en el ámbito de la ópera pekinesa no pudo aceptar por mucho tiempo el trabajo deficiente de Yunhe.

Por aquella época también tuvo ella su primera aventura amorosa, la cual terminó en la unión formal con un joven comerciante de nombre Fei. Habiéndose el caballero infatuado con la hermosa cantante-actriz, este no tardó en proponerle matrimonio, mismo que ella acepta -sin compartir el apasionado amor de su galán-, considerándolo un tanto ventajoso. Sin embargo, la ambición probó no ser suficiente en las cuestiones del corazón, y el carácter indómito de ella chocó de frente con los sueños del muchacho de encontrar en su cónyuge una sumisa ama de casa que se atuviera a sus decisiones, de tal suerte que las peleas comenzaron pronto y el enlace fue roto en pocos meses con un acuerdo de “divorcio incondicional”, que devolvía a Yunhe su libertad absoluta.

Buscando opciones para continuar su carrera artística, la recién liberada emprendió camino hacia Kingdao, donde pretendía encontrar a Zhao Taimou, exdirector de la Academia de Artes Experimentales, que para entonces era decano en una universidad. La joven llegó pues a la oficina del académico con la intención de obtener su apoyo, siendo fríamente recibida por él. Ella rogó, suplicó y hasta lloró en la entrevista, sin lograr, sin embargo, conmover el ánimo de su interlocutor quien se limitó a ofrecerle un humilde dormitorio para que no se quedara en la calle.

Habiendo sido durante toda su vida una mujer de ingeniosos recursos, Yunhe decidió atacar la cuestión por un frente distinto, aproximándose entonces a la esposa de Zhao, quien, impresionada con su historia, ejerció su influencia sobre su amado logrando que este diera a la chica un sencillo empleo en la biblioteca universitaria, en la cual ella debería escribir las tarjetas de los préstamos de los libros. Asimismo, esta posición le permitió acudir a diversos cursos de literatura y redacción, impartidos por profesores de izquierda que habían realizado sus estudios en los Estados Unidos.

Para entonces Li Yunhe era una encantadora mujer, pero también demasiado voluble en su carácter, lo cual provocó que se granjeara amistades y enemistades por igual, sin reflexionar ella los obstáculos que podrían significar estas últimas en su futuro, incluyendo estas dificultades a varios de sus profesores como el novelista Yang Zhensheng quien la humilló y el director de teatro Zhao Binge quien la consideraba una tonta en todo lo concerniente a la política –no era tonta, sino ignorante, pues no conocía siquiera la diferencia entre el Partido Comunista y el Partido Nacionalista-. No obstante, estas opiniones no alejaron a la muchachita de tal ámbito, al cual poco a poco se fue introduciendo gracias a Yu Shan y su hermano menor Yu Kiwei –líder del Frente Cultural Comunista clandestino de Kingdao-, con quien pronto comenzó un idilio que terminó convirtiéndose en un “matrimonio moderno” (1931) en el cual compartían vivienda, sin mediar ningún documento de por medio.

Teniendo en su haber de creación literaria algunos poemas -e incluso una que otra obra literaria-, pero sobre todo una gran disposición para el aprendizaje, su marido de facto consigue que sea admitida en la Liga de Izquierda de la Gente de Teatro y la Liga de Escritores de Izquierda, haciéndose miembro oficial del Partido Comunista de China en febrero de 1933.

El destino quiso que el amante de Yunhe fuese aprendido por los nacionalistas, hecho que trastornó “profundamente” a la dama quien, sin embargo, no tuvo a bien esperar a la liberación de su “adorado”, pues ya estaba bastante aburrida de ser la acompañante de un político de segundo orden.

El teatro y la política comenzaron a ser el centro de la vida de la joven cuando se trasladó a Shanghai, por lo que pasaba gran parte de su tiempo en la Universidad de Shanghai y en los cafés bohemios, donde se relacionaba con personas que compartían sus ideales, pero en un ambiente informal. Al mismo tiempo, una mujer que fue su «mentora» en la Liga de la Juventud Comunista, Xu Yiyong, le ayudó a conseguir un trabajo como maestra de gramática básica y educación general en una escuela para obreras (otoño de 1933), las cuales, según la nueva maestra, olían mal y ponían escaso entusiasmo en la labor de aprendizaje, lo cual era totalmente comprensible después de las largas jornadas que tenían que soportar en las fábricas.

Ya para este periodo Li Yunhe podía considerarse a sí misma una privilegiada, ya que era capaz de pagar ropas de estilo occidental, acorde con su papel de intelectual; mientras que disfrutaba de una habitación propia, teniendo el resto de sus compañeras que hacinarse en los deprimentes galerones del edificio de estilo británico perteneciente a la Asociación Cristiana de Jóvenes, a la cual a su vez estaba adscrita la institución educativa donde la chica comunista impartía sus lecciones.

Ahora bien, en este periodo destaca cómo la muchacha tenía un poco desviadas sus prioridades, ya que en lugar de apartar el dinero necesario para cubrir sus necesidades básicas de vivienda, transporte y comida, se compraba caros maquillajes y lindas prendas -además de asistir a costosos espectáculos teatrales-, las cuales presumía en ocasiones en lujosos restaurantes, para después regresar sin un centavo en el bolsillo a padecer hambre el resto de la semana. Estas acciones un tanto autodestructivas, la llevaron eventualmente a brincar de casa en casa para pasar breves temporadas, causando innumerables inconvenientes a sus acomedidos compañeros.

Pero todas las dificultades no mermaron el ánimo de Yunhe, quien se lanzaría a la aventura en la actuación profesional cinematográfica, de lo cual hablaremos más extensamente en la próxima entrega.

 

FUENTES:

“Madame Mao”. Aut. Ross Terrill. Javier Vergara Editor. Argentina, 1984.

 “Las mujeres de los dictadores”. Aut. Diane Ducret. Ed. Aguilar. México, 2012.

 

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