El telón entre las tapas: Cuando la literatura visita Broadway

Garou como el Jorobado en el musical Notre Dame de Paris

Por: Patricia Díaz Terés

«Escribir teatro es el trabajo más difícil que más fácil parece».

Enrique Jardiel Poncela

Dijo el escritor francés Francis de Croisset que la lectura es aquel viaje que realizan quienes no pueden tomar el tren…Pero probablemente el literato no se refería exclusivamente al traslado meramente espacial que permite al individuo conocer los distintos lugares del mundo; sino que seguramente hablaba sobre esos viajes físicamente imposibles, los cuales requieren de un boleto tan magnífico que es gratuito, la imaginación, con la cual podemos ubicarnos en maravillosos mundos ficticios, épocas remotas o futuras, trayendo a la vez a la vida aquellos personajes a quienes sus creadores nos han permitido conocer a través de las páginas de cuentos, poemas y novelas.

Siendo el proceso de la escritura de un relato –que puede ser en prosa o verso- ya de por sí complejo, son solo algunos pocos elegidos quienes poseen la habilidad de colocar por escrito, y de manera tanto coherente –lo que depende del estilo- como bella, las historias observadas en su mente, teniendo sin embargo los autores –de novelas por ejemplo- la extraordinaria ventaja de no tener límites, pudiendo su creación tener una, dos o mil páginas –aunque desgraciadamente ningún talento puede asegurar la constancia del lector ni la edición del texto- en las que describen personajes y situaciones.

Mucho se ha dicho de la reticencia existente en las sociedades actuales hacia la lectura, tristemente una gran cantidad de jóvenes –y adultos- andan por la vida campantemente sin saber quiénes fueron Homero, Shakespeare, Alejandro Dumas, Víctor Hugo, Virginia Woolf, Arthur Conan Doyle o Lewis Carroll; y no es que esto sea una catástrofe en sí misma -cada quien puede ser feliz en su ignorancia-, pero sí resulta un tanto desalentador para los nuevos escritores.

No obstante hay otro grupo de escritores que se han dado a la titánica tarea de dar a conocer al público no aficionado a las letras, esas vastas y deliciosas obras de la literatura universal, aderezándolas con música y canciones, recreando la novela original en un libreto para teatro en el cual tienen que tomar la difícil decisión de dejar fuera cierto material que para el propósito escénico no resulta adecuado; y seleccionando la línea de acción más pertinente para la obra musical que están creando. En este sentido seguramente Dale Wasserman, el libretista de Man of La Mancha –adaptación nada menos que de El Quijote de Cervantes– se vio en complicada situación para adaptar la más grande obra de la literatura de habla hispana, para las poco más de dos horas que dura el montaje.

Partamos de momento de la literatura inglesa, cuna del escritor por excelencia, William Shakespeare. Si alguien le hubiese dicho a nuestros bisabuelos que Julieta iba a bailar con su Romeo en un escenario, a ritmo de música pop, mientras eran acechados por una dama vestida de blanco que interpreta a la muerte -cuyos extravagantes movimientos de danza contemporánea logran a la perfección su escalofriante propósito-, a la vez que los Montesco –caracterizados por el color azul- y los Capuleto –vestidos de rojo- se enfrentaban en un dancístico duelo; seguramente nos hubieran calificado como irreverentes o algo similar. No obstante, este montaje estrenado en París en 2001 con el nombre Romeo et Juliette, de la Haine à l’Amour, con música y letra de Gérard Presgurvic, es una novedosa propuesta que contiene una de las canciones más famosas de los últimos tiempos, Les Rois du Monde, escuchada con frecuencia en la radio o en las fiestas –especialmente en las de 15 años-.

De igual manera, otros montajes de esta trágica obra han sido aún más libres como es el caso de West Side Story (1957) en la que en lugar de dos poderosas familias de Verona, se trata de dos agresivas pandillas neoyorquinas las que quieren separar a los amantes. Otras adaptaciones “shakespearianas” han sido las estrambóticas Rockabye Hamlet (1976) y Hamlet Cha-cha-cha (1987), así como Return to the Forbidden Planet (1989) basada en La Tempestad (1611).

Continuando con la literatura británica podemos mencionar a Oscar Wilde, cuyas creaciones han sido una buena fuente de inspiración para guionistas como Anne Croswell, quien logró adaptar adecuadamente La importancia de llamarse Ernesto (1895) al musical Ernest in Love (1960); o para la obra independiente Canterville Ghost (2000) producida por Across the Bridge Theatricals. Tenemos también a Charles Dickens, cuya novela Oliver Twist (1837) se transformó también en 1960 en el exitoso musical Oliver!, cuya “ventaja” sobre el libro es haber simplificado a los personajes, logrando que el público se involucrase con mayor facilidad en la historia. En tan notable como particular lista puede incluirse también a Sir Arthur Conan Doyle, cuyos inmortales personajes, fueron llevados al escenario de los musicales en Sherlock Holmes, The Musical (1988), escrito por Leslie Bricusse, inventando este a una supuesta hija –de nombre Bella– del archienemigo de Holmes -el profesor Moriarty- cuyo odio por el detective es aún más encarnizado que el de su propio progenitor. 

Por su parte, los franceses como Alejandro Dumas (padre e hijo), han sido la inspiración para musicales como The Count (2006), producción de Creative Ventures escrita por Paul Nasto y David Whitehead, quienes se basaron en El Conde de Montecristo (1844) del jefe de la familia Dumas; o The Three Musketeers (2009) una producción coreana basada en el trabajo de Michal David (música) y Lou Fananek Hagen (libreto), que lograron adaptar Los tres mosqueteros (1844). Por su lado Victor Hugo ha propiciado el surgimiento de obras increíbles entre las cuales destaca Notre Dame de Paris (1998) –basado en Nuestra Señora de París (1831)- en la que las letras de Luc Plamandon, la música de Richard Cocciante y el fabuloso trabajo de cantantes y actores como Garou, Hélène Ségara, Daniel Lavoie o Bruno Pelletier, transportan al público al París del Renacimiento con hermosas canciones, dejándole comprender perfectamente el carácter y situación de cada uno de los personajes.

Mención aparte merece Les Misérables (1980) -basado en la historia homónima (1862) de Victor Hugo-, cuyo trabajo musical realizado por Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg ha logrado cautivar al público de todo el mundo, dejando en la memoria colectiva canciones como I Dreamed a Dream, One Day More o Eponine’s Errand, siendo una de las puestas en escena con mayor duración en los famosos escenarios del West End de Londres y el neoyorquino Broadway.

Los clásicos de terror por su parte, no han estado exentos de estas llamativas adaptaciones, encontrándonos así con El extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde (1886) de Robert Louis Stevenson que dio lugar a Jekyll & Hyde (1990), escrita por Leslie Bricusse; o con Drácula (1897) de Bram Stoker,  queha sido objeto de adaptaciones un tanto estrambóticas como Dracula: Sex, Blood and Rock N’Roll de Julia Gregory o la más “formal” e impactante Dracula, The Musical (2004) realizada por Des McAnuff, Christopher Hampton y Don Black. Cabe mencionar también a Frankenstein o el Prometeo moderno (1818), de Mary Shelley, cuya adaptación argentina Frankenstein, el musical de un alma perdida, escrita por Tiki Lovera y Gustavo Arduini ha sido gratamente aceptada, así como la producción de Broadway Frankenstein, The Musical (2007), la cual no fue bien recibida por la crítica pero aclamada por el público, surgiendo verdaderos fanáticos de la adaptación de Gary P. Cohen.

Dejando aún en el tintero infinidad de obras de la literatura adaptadas como musicales, es posible decir que no importa si se ha tratado de espectaculares producciones u obras universitarias o de teatro independiente, los clásicos siguen y seguirán inspirando a los libretistas del teatro musical, ya que como decía la escritora francesa conocida como Colette: “Escribir solamente conduce a escribir más”.

*Este artículo lo dedico a mi gran amigo Sergio Álvarez, guionista y director de teatro musical, quien se ha dado a la tarea de impulsar este género en la ciudad de Puebla.

PARA CONOCER:

Frankenstein, el musical de un alma perdida: http://www.youtube.com/watch?v=lWDGWvm6_0M

Jekyll & Hyde en el montaje protagonizado por David Hasselhoff: http://www.youtube.com/watch?v=H1Pyjw_ZnD8&feature=related

Los Miserables. Montaje mexicano: http://www.youtube.com/watch?v=H8hJTRucL3A

Notre Dame de Paris: http://www.youtube.com/watch?v=aBXeXBpTVOk

Romeo et Juliette: http://www.youtube.com/watch?v=yJ6UMyOKyBc

Sherlock Holmes The Musical: http://www.youtube.com/watch?v=eN_y0E9j8T8

The Count of Montecristo. Montaje de Ithaca College. Escrito por Brett Boles: http://www.youtube.com/watch?v=VPXOwW0B0CQ

FUENTES:

“Shakespeare on Broadway: From play to book”. Aut. Paula Pina. IV Congresso Internacional da Associaçao Portuguesa de literatura comparada.

“Give our regards to Broadway: 10 best books turned musicals”. Aut. Sarah Cahill. www.wordandfilm.com. Julio, 2011.

“Ernest on Stage: Louis Edmonds Plays Wilde”.  www.darkshadowsonline.com

“Frankenstein, el musical que faltaba”. Aut. Susana Freire. www.lanacion.com.ar

“Les Misérables, Starmania, Notre Dame de Paris”. Aut. Olivier Marteau. www.francomix.com. Oct. 2006

“Andrew Lloyd Webber: Career Details”. http://encyclopedia.jrank.org  

“Julia Gregory”. ConnotationPress.com

www.cantervilleghost.com

www.frankensteinthemusical.com

www.frankwildhorn.com

www.guidetomusicaltheatre.com  

www.musicalthreemusketeers.com  

www.paulnasto.com  

2 Responses to El telón entre las tapas: Cuando la literatura visita Broadway

  1. Precisely what I was looking for, thankyou for putting up.

Deja un comentario